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El 8 de abril es un día que el pueblo dominicano no olvidará

Lady Reyes Por Lady Reyes
El 8 de abril es un día que el pueblo dominicano no olvidará
📷 Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

La tragedia que nos despertó el martes 8 de abril nos ha marcado a todos y quedará grabado en la memoria colectiva como el día en que perdimos mucho más que vidas… todavía, tal vez por mucho tiempo, se llorará cada nombre, rostro e historia que quedó inconclusa, enterrada debajo de un techo que tantas veces fue testigo de la alegría y hoy es sinónimo de tristeza y dolor.

Ese dolor permanecerá, no sólo en los hogares que hoy están vacíos, también en el corazón del pueblo dominicano, porque esta tragedia nos hizo más frágiles, humanos y conscientes de lo efímera de la vida. Lo sabemos, pero no es lo mismo vivirlo con un hecho de tal magnitud.

La semana pasada, todavía hoy, no podíamos creer que un espacio que para muchos fue sinónimo de alegría, fiesta y encuentro, se convirtiera en la ‘zona 0’, una que arruga el corazón de todos como ninguna otra pérdida lo ha hecho en nuestra historia cercana, por ser colectiva y llevarse consigo a tantas personas.

Pasar por Jet Set, considerado como parte del alma de nuestra cultura musical y social, y verlo reducido a escombros es una imagen que duele, pero más duele el saber que bajo ese techo colapsado quedaron sueños, risas y vidas enteras.

Los cientos de heridos y fallecidos nos recuerdan una verdad que ya conocíamos, pero que hoy se hace más evidente: la vulnerabilidad de nuestros centros hospitalarios y del sistema de salud ante situaciones de crisis que, aunque no estaban plenamente preparados para enfrentar una emergencia de tal magnitud, respondieron con valentía y entrega en medio del caos.

Es justo reconocer también a nuestros socorristas -voluntarios o no- que, sin capa, pero con un enorme sentido de humanidad, se convirtieron en verdaderos héroes. A ellos, nuestro más profundo agradecimiento por su incansable labor hasta el último momento.

Un aplauso sincero para la prensa nacional y periodistas que, en medio del dolor y la confusión, ejercieron su labor con respeto, ética y un profundo compromiso.

Su cobertura responsable fue clave para mantener informada a la ciudadanía y dar voz a quienes más lo necesitaban.

Lamentablemente, hubo un pelo en la sopa: quienes, movidos por el afán de ‘likes’ o visibilidad, eligieron el sensacionalismo sobre la sensibilidad. Ante una tragedia, lo más importante no es ser el primero en publicar.

Es momento de reflexionar sobre el rol que todos jugamos y de priorizar la empatía por encima del espectáculo.

Unidad, reflexión y compasión
Como seres humanos sabemos que la muerte forma parte de la vida, pero nadie puede estar listo para ver partir a un hijo, a una madre, a un hermano, a un amigo… así, de golpe, sin aviso, sin despedida. Que el recuerdo de quienes se fueron inspire unidad, reflexión y compasión.

Y que, en medio de tanto luto, encontremos la fuerza para reconstruir no sólo lo que se cayó, sino también lo que esta tragedia nos rompió por dentro.

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