El 20% de mujeres embarazadas y madres lactantes presentaron desnutrición aguda en 2022

El 20% de mujeres embarazadas y madres lactantes presentaron desnutrición aguda en 2022

El 20% de mujeres embarazadas y madres lactantes presentaron desnutrición aguda en 2022

SANTO DOMINGO.– El número de niñas, adolescentes y mujeres embarazadas y lactantes que sufren desnutrición aguda ha aumentado de 5,5 millones a 6,9 millones desde el año 2020, lo que representa un 25%, en los 12 países más afectados por la actual crisis alimentaria y nutricional que sacude el mundo (Afganistán, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Kenya, Malí, Níger, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Yemen).

Los datos son el resultado del informe global Desnutridas y olvidadas: una crisis mundial de la nutrición de las adolescentes y las mujeres, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en conmemoración al Día Internacional de la Mujer.

La representante adjunta de UNICEF, Anyoli Sanabria, indicó que República Dominicana hasta el año 2019 iba avanzado adecuadamente para poder conseguir las metas de desnutrición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030. Sin embargo, desde septiembre de 2020, debido a la crisis económica generada por la pandemia de la COVID-19 los estudios efectuados en el país mostraron que la inseguridad alimentaria había aumentado.

“Desde UNICEF intensificamos esfuerzos a través del Plan Nacional para la Reducción de la Desnutrición Aguda, lanzado en conjunto con la Vicepresidencia de la República, el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Servicio Nacional de Salud (SNS) para prevenir, detectar y tratar la desnutrición aguda en mujeres embarazadas y lactantes, así como en niños y niñas menores de cinco años”, señaló Sanabria.

En la actualidad, en el territorio dominicano, el 20% de las mujeres embarazadas y madres lactantes evaluadas requirieron tratamiento, ya que presentaban desnutrición agua o estaban en riesgo inminente de estarlo, según datos del Programa de Detección y Tratamiento de la Desnutrición Aguda, llevado a cabo por el Servicio Nacional de Salud (SNS) con apoyo de UNICEF y otros socios, el cual se implementa en poblaciones vulnerables.

El informe advirtió que las perturbaciones actuales, agravadas por la persistente desigualdad de género están agudizando una crisis de la nutrición entre las adolescentes y las mujeres que ya llevaba mostrando signos de deterioro en las dos últimas décadas.

“La crisis mundial del hambre está provocando que millones de madres y sus hijos sufran hambruna y desnutrición grave. Para prevenir la desnutrición infantil, debemos abordar también la malnutrición de las adolescentes y las mujeres”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF.

Sanabria, de igual manera, aseguró que “la nutrición deficiente de las niñas y las mujeres puede debilitar su inmunidad y aumentar el riesgo de que padezcan complicaciones potencialmente mortales durante el embarazo y en el parto, así mismo, también con consecuencias peligrosas e irreversibles para la supervivencia, el crecimiento, el aprendizaje y la futura capacidad de generar ingresos de sus hijos”.

Urge invertir en programas de nutrición

Debido a que la mitad de los casos de retraso del crecimiento entre los niños y niñas menores de dos años comienzan durante el embarazo y antes de los seis meses, estos hallazgos alertan sobre la necesidad de invertir en programas de nutrición esenciales para las adolescentes y las mujeres.

Según se indica en un nuevo análisis que figura en el documento, en todo el mundo, 51 millones de niños menores de dos años sufren retraso del crecimiento, lo que significa que su estatura es demasiado baja para su edad debido a la malnutrición.

En aproximadamente la mitad de los casos, el retraso del crecimiento comienza durante la gestación y en los primeros seis meses de vida (el periodo de 500 días en el que el niño depende totalmente de la nutrición materna).

A su vez, la investigación lanzada hace un llamamiento a los gobiernos, a los aliados y a los donantes humanitarios y del desarrollo; a las organizaciones de la sociedad civil para que transformen los sistemas alimentarios, a los que velan por la salud y la protección social de las adolescentes y las mujeres mediante las siguientes medidas:

· Dar prioridad al acceso de las adolescentes y las mujeres a una alimentación nutritiva, segura y asequible, y proteger a las adolescentes y las mujeres del consumo de alimentos ultraprocesados restringiendo su comercialización, haciendo obligatorio el etiquetado en la parte frontal de los envases y aplicando impuestos.

· Poner en vigor políticas y medidas jurídicas obligatorias para ampliar el enriquecimiento a gran escala de los alimentos de consumo habitual, como la harina, el aceite de cocina y la sal, con el fin de ayudar a reducir las carencias de micronutrientes y la anemia en niñas y mujeres.

· Garantizar que las adolescentes y las mujeres de los países de ingresos medianos y bajos tengan acceso gratuito a servicios de nutrición esenciales, tanto antes como durante el embarazo y la lactancia, lo que incluye la administración de suplementos de micronutrientes múltiples durante la etapa prenatal.

· Ampliar el acceso a programas de protección social para las adolescentes y mujeres más vulnerables, como por ejemplo mediante transferencias de efectivo y cupones para mejorar el acceso de las niñas y mujeres a una alimentación nutritiva y variada.

· Agilizar la eliminación de las normas sociales y de género discriminatorias, como por ejemplo el matrimonio infantil y el reparto desigual de los alimentos, los recursos del hogar, los ingresos y el trabajo doméstico.

“Cuando una niña o una mujer no reciben una nutrición adecuada, se perpetúa la desigualdad de género. Se reduce el potencial de aprendizaje y el de obtención de ingresos. Aumenta el riesgo de sufrir complicaciones potencialmente mortales, incluso durante el embarazo y el parto, y aumentan las probabilidades de dar a luz a bebés desnutridos”, externó la representante adjunta.

A su vez, puntualizó en que “sabemos lo que hace falta para que las mujeres y los niños que más lo necesitan reciban apoyo y servicios nutricionales que pueden salvarles la vida. Solo tenemos que movilizar la voluntad política y los recursos para actuar”.



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