La apreciación del peso frente al dólar ha llegado acompañada de explicaciones técnicas y de situaciones casi trágicas, por lo menos en el ambiente de las AFP, que aunque no todas operan con capital en esta divisa, cogen en igual medida los efectos de la borrasca.
Para el sentido común una moneda fuerte es un indicador eficiente de la fortaleza de la economía y, a pesar del cambio de los tiempos, hasta motivo de orgullo patriótico.
Sin embargo, los hechos muestran que no siempre es positivo o conveniente, como cuando este hecho afecta las exportaciones, cuando golpea a quienes han escogido ahorrar o invertir su dinero en divisas para cuidarlo de la devaluación histórica y frente a una de las denominadas columnas firmes de la economía, las remesas, que ahora tienen que tener más dólares para cubrir el mismo nivel de necesidades.
Es el efecto paradoja, por la contradicción que contiene un hecho que todos consideran positivo.