Ecuador probablemente pondrá la mira en el mercado de bonos externo.
Después de utilizarlo dos veces desde marzo por un total de US$1,500 millones, el país de la OPEP necesitado de efectivo enfrenta la presión creciente de conseguir nuevo financiamiento, dado que los precios del petróleo reanudan su oscilación y los préstamos esperados de China están demorados.
Las precarias finanzas de Ecuador han empujado los rendimientos de los pagarés que vendió en marzo y mayo hasta un 11,33 por ciento récord.
En los mercados emergentes, sólo están más arriba los correspondientes a Ucrania y Venezuela, acuciados de problemas.
Desde que entró en cesación de pagos sobre US$3,200 millones de deuda seis años atrás, el presidente Rafael Correa ha dependido en gran medida de los ingresos del crudo ecuatoriano y de préstamos de China y de prestamistas multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo para el financiamiento externo.
Pero con la caída de 52 por ciento en los precios del petróleo en el último año y la financiación del país asiático por debajo de su pico máximo en 2010, ha pasado a depender más de los bonistas.
Ecuador ha recibido hasta ahora menos de un cuarto de los US$4,200 millones que había dicho que China prestaría en 2015.