Estados Unidos habría rechazado una propuesta del presidente venezolano Nicolás Maduro que contemplaba su salida del poder dentro de un período de transición de entre dos y tres años, según fuentes consultadas. Para la Casa Blanca, cualquier retraso prolongado en su dimisión es considerado inaceptable.
En paralelo, el presidente estadounidense Donald Trump autorizó nuevas medidas de presión sobre Venezuela, mientras el portaaviones Gerald R. Ford y un importante despliegue militar permanecen en el Caribe. Según personas informadas del asunto, Trump dio luz verde a planes de la CIA para preparar posibles operaciones encubiertas, además de insistir en la vía diplomática mediante contactos indirectos con altos funcionarios venezolanos.
En esas conversaciones, Maduro habría ofrecido ampliar el acceso de empresas estadounidenses a los recursos petroleros del país. Sin embargo, las mismas fuentes afirman que Washington no aceptó la propuesta de una salida diferida del mandatario.
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Mientras tanto, el gobierno estadounidense mantiene varias alternativas abiertas: desde un acuerdo diplomático que facilite un cambio político negociado, hasta escenarios que incluyan operaciones encubiertas o, en última instancia, acciones militares. La estrategia actual combina un incremento de la presión y la apertura a distintas opciones.
Como parte de esa campaña, Estados Unidos anunció la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista a partir del 24 de noviembre, medida que busca aislar aún más a sectores vinculados al gobierno venezolano.
A ello se suma la operación denominada “Lanza del Sur”, el mayor despliegue naval en la zona desde la Crisis de los Misiles. Además, Washington ha llevado a cabo 21 ataques contra embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas, lo que ha generado críticas internas por la falta de autorización del Congreso y por la ausencia de detalles públicos sobre las evidencias que respaldan dichos operativos.
Pese a la tensión, las negociaciones extraoficiales indican que aún existe margen para una salida diplomática, mientras Washington evalúa cuál será su posición final.