Migrantes que buscan llegar a Estados Unidos hacen fila para tomar un bote en Bajo Chiquito, en la provincia de Darién en Panamá, el jueves 5 de octubre de 2023, después de caminar a través de la selva del Darién desde Colombia. (AP Foto/Arnulfo Franco)
WASHINGTON — El gobierno del presidente Joe Biden reanudará las deportaciones de migrantes venezolanos, el grupo más grande de extranjeros localizados en la frontera entre México y Estados Unidos el mes pasado.
El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, calificó la nueva medida como una de las “consecuencias estrictas” que el gobierno de Biden aplica en paralelo a la ampliación de las vías legales para los solicitantes de asilo.
“Nuestros dos países enfrentan el desafío de un nivel de migración sin precedente en todo nuestro hemisferio”, dijo Mayorkas desde Ciudad de México, donde participó en una reunión bilateral con sus pares mexicanos y otros altos funcionarios estadounidenses, incluido el secretario de Estado, Antony Blinken.
Se espera que el proceso comience a la brevedad, dijeron dos funcionarios estadounidenses a The Associated Press, aunque no proporcionaron detalles específicos sobre cuándo comenzarán a despegar los vuelos. Los funcionarios no estaban autorizados a revelar públicamente detalles del plan del gobierno antes de un anuncio oficial y hablaron con la AP bajo condición de anonimato.
La noticia llega poco después que el gobierno aumentó el estatus de protección para los venezolanos que llegan a Estados Unidos. Refleja la estrategia más amplia de Biden de no sólo proporcionar vías legales ampliadas para los migrantes que llegan, sino también tomar medidas enérgicas contra quienes cruzan a Estados Unidos sin autorización legal.
Venezuela se sumió en una crisis política, económica y humanitaria durante la última década, llevando al menos a 7,3 millones de personas a migrar y haciendo que los alimentos y otras necesidades sean inasequibles para quienes se quedan. La gran mayoría de quienes huyeron se establecieron en países vecinos de América Latina, pero muchos comenzaron a llegar a Estados Unidos en los últimos tres años a través del notoriamente peligroso Tapón del Darién, un tramo de selva entre Colombia y Panamá.
“Hemos tomado la determinación de que es seguro devolver a los ciudadanos venezolanos que llegaron a Estados Unidos después del 31 de julio y que no tienen una base legal para permanecer aquí”, dijo Mayorkas.
Blinken, el secretario de Estado estadounidense, añadió que “tenemos un compromiso férreo de brindar protección a quienes califican. Eso sigue siendo primordial en todo lo que estamos haciendo”.
Los funcionarios no quisieron discutir detalles sobre la frecuencia con la que los vuelos de deportación llegarían a Venezuela, ni explicaron cómo es que Venezuela acordó aceptar el regreso de sus ciudadanos.
Sólo comentaron que Estados Unidos ha ha alentado durante mucho tiempo a Venezuela a aceptar el regreso de sus ciudadanos. Cuba, otro adversario de las autoridades estadounidenses, anunció a principios de este año que comenzaría a aceptar deportados cubanos, pero sólo ha habido un vuelo al mes.
Estados Unidos devolvía a algunos venezolanos a través de vuelos comerciales, pero en cantidades relativamente pequeñas y a través de terceros países.
En Caracas, el gobierno del presidente Nicolás Maduro dijo que había llegado a un acuerdo con funcionarios estadounidenses para una repatriación segura y ordenada.
“La migración venezolana de los últimos años es consecuencia directa de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo a nuestra economía que se nos ha infringido de manera ilegal, ilegitima y reñida con el derecho internacional y los postulados de las relaciones armónicas entre las naciones consagradas en la Carta de Naciones Unidas”, señaló la cancillería venezolana en la red social X, antes llamada Twitter.