Acabo de escuchar al presidente de los EE. UU., decir en Kiev, capital de Ucrania en una visita sorpresa que hizo el pasado lunes 20 de febrero de este 2023, que “la libertad no tiene precio y vale la pena luchar por ella todo el tiempo que sea necesario”, lo que me pareció un ‘déjà vu’, ya que este fue uno de los argumentos para iniciar las guerras en Afganistán e Iraq.
La Guerra de Afganistán, que comenzó en octubre de 2001 como respuesta a los ataques del 11 de septiembre de ese mismo año, ha sido una de las guerras más largas y costosas en la historia de los EE. UU. De acuerdo al Pentágono el costo total de esta guerra, desde su inicio hasta su finalización en agosto de 2021, fue de 2.3 billones de dólares, 2,448 militares estadounidenses muertos y otros 20,722 heridos.
Por otro lado, La Guerra de Iraq, que comenzó en marzo de 2003 y terminó oficialmente en diciembre de 2011, también fue una de las más costosas, cerca de 2 billones de dólares, así como 4,424 militares estadounidenses muertos y 31,952 heridos.
Esos costos son sólo los de EE. UU., porque para el mundo fue mayor, sin ir muy lejos, Iraq y Afganistán aportaron cientos de miles de víctimas civiles, entre ellos niños, mujeres, ancianos, sus países quedaron destruidos en infraestructura, economía y en todos los sentidos y al salir EE. UU. en cada caso, estos dos países están peor que como antes de la invasión.
En resumen, tanto Iraq como Afganistán han experimentado cambios significativos después de la retirada de las fuerzas estadounidenses, y ambos países enfrentan desafíos en la reconstrucción, la estabilización y la reconciliación política.
¿Y la libertad? Lo primero es que no es un interés genuino, ya que igual o peor situación existen en regímenes de aliados de EE. UU. en distintos lugares del planeta a los cuales no prestan atención y por otro lado, esa no es la forma, no se puede imponer un modelo eurocentrista a todos los pueblos del mundo, eso contradice la llamada ‘libertad’ que pregonan.
Se pueden alcanzar esos objetivos de ‘libertad’, permitiendo el ejercicio de la misma, con tolerancia y pluralidad, recomiendo ver el caso de Singapur, ese es el laboratorio social donde se ha demostrado que todos los ciudadanos del mundo podemos vivir juntos, siempre que se respeten creencias y formas de ver la vida mutuamente.
He querido señalar los ejemplos de Iraq y Afganistán, para dejar claro que esa narrativa de que es la libertad contra el autoritarismo está muy trillada y no convence a nadie porque no hay argumentos y datos que la sustenten.
Ucrania es otra excusa de EE. UU. y sus aliados occidentales, a la cual dejarán destruida igual, cuando hayan logrado sus verdaderos objetivos, que son tratar de mantener su hegemonía, así tengan que destruir el planeta, por eso no quieren paz, sino prolongar la guerra, porque se niegan a aceptar que existen los demás, China, India, Rusia, América Latina, África y Oceanía y que nos encaminamos irremediablemente a una era multipolar. Adelante.