El racismo es una patología personal y social que daña profundamente el buen juicio de quienes lo padecen.
En el caso dominicano la actitud de una minoría contra la población haitiana es en esencia un comportamiento racista. Y es más fuerte en las redes sociales, a veces desde cuentas anónimas, que en la realidad cotidiana. Se nota más en ciertas zonas urbanas que en lo rural y mientras más lejos de la frontera más expresiones racistas uno descubre. Con el reciente anuncio del MINERD de que aceptará estudiantes sin acta de nacimiento el cenáculo de racistas ha llenado las redes sociales de mensajes de odio.
Lo que no logran entender esas personas es que ser dominicano o dominicana, fuera del campo legal, es una construcción que se logra mediante la educación. Los dominicanos se hacen, no nacen como tal.
Eso es evidente entre niños legalmente dominicanos que se criaron en Estados Unidos o España y se sienten ser americanos o españoles. Del otro lado de ese hecho está el que muchos niños y niñas nacidos en Haití o hijos de padres haitianos, se sienten dominicanos porque han sido educados en el sistema educativo de nuestro país, el caso de José Francisco Peña Gómez es un ejemplo paradigmático.
Yo soy hijo de emigrantes españoles, mi madre llegó al país en 1949 y mi padre en 1955. Hasta que llegué a segundo de bachillerato todavía hablaba con acento español por la influencia del ambiente en el hogar, pero a partir de ese momento me esforcé en “hacerme plenamente dominicano” y lo logré, gracias a la experiencia escolar en el Colegio Padre Guido Gildea. Tengo la nacionalidad española, y lo valoro, pero mi identidad fundamental es la de dominicano.
Cuando en junio pasé una estadía de investigación en París estallaron los levantamientos de jóvenes de origen árabe y africano en las afueras de la capital francesa y otros lugares de dicho país. Un video que se hizo viral mostraba una clase francesa, donde todos los alumnos era franceses, pero hijos de emigrantes y el profesor le preguntaba a una chica de origen africana si era francesa y ella le dijo que no. El profesor le dijo que él sabia que ella había nacido en Francia y tenía dicha nacionalidad, pero ella le contestó que no era francesa porque era negra. Ese video me explicó el grave problema de la no integración de los emigrantes en la sociedad francesa.
Contrario a los disparates que se propalan de la haitianización de la sociedad dominicana, lo que está ocurriendo es la dominicanización de una gran parte de la sociedad haitiana, tanto los que viven en Haití, como en nuestro país. Siempre la tendencia entre una sociedad más pobre y otra más rica es que los primeros intentan asimilarse a la segunda. Nos pasa a nosotros con Estados Unidos. Es destacable que llevamos desarrollando esfuerzos para que la mayor parte de la población dominicana sea bilingüe, dominando a la vez el español y el inglés.
República Dominicana debe integrar a todos los niños y jóvenes, al margen de su origen, si no deseamos generar guetos de personas resentidas por la exclusión social. La tarea de construir una sociedad dominicana pasa por una educación de calidad e integradora de todos. Celebro la decisión del MINERD, es una correcta apuesta por el presente y el futuro de nuestra sociedad.