En la columna anterior referíamos que la educación sexual debe comenzar desde la niñez, en busca de que esta persona crezca y se desarrolle acompañado de una sexualidad sana, que es un componente de nuestra personalidad que nos acompañará siempre.
En el caso de los niños darle las informaciones adecuadas para sus edades y que ellos puedan procesar, luego a medida que van creciendo, ir agregándolas según sus demandas.
Para esto es importante que los padres se eduquen para poder transmitir conocimiento a sus hijos en cuanto el desarrollo de una sexualidad sana y responsable.
Es imprescindible enseñarles a expresar afecto de manera adecuada, a amar, valorar y respetar su cuerpo.
La modernidad ha traído consigo muchos adelantos en la tecnología afortunadamente. Sin embargo, a través de ella, los jóvenes reciben muchos mensajes confusos que podrían provocar que inicien una vida sexual activa a destiempo.
Con lo único que podemos contrarrestar esto es haciéndoles conciencia con una educación sexual adecuada, comenzando por casa.
Es muy importante que a los púberes y adolescentes se les explique los cambios físicos, emocionales, intelectuales, mentales y sociales que tienen en esta etapa.
Pues es necesario que ellos estén atentos a que estos cambios les van a producir efectos e impulsos que si están en conocimiento, podrían controlar y así evitar situaciones como infecciones de transmisión sexual o embarazo prematuros.
Nuestro interés está orientado a fomentar la comunicación entre padres e hijos y lograr el desarrollo de un ser humano que luego formará una familia sana y funcional.