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Duelo: aprender a sanar desde el dolor

Andrea Belen Por Andrea Belen
Duelo: aprender a sanar desde el dolor. Imagen de Jerzy en Pixabay
📷 Duelo: aprender a sanar desde el dolor. Imagen de Jerzy en Pixabay

El duelo es uno de los procesos emocionales más profundos que puede atravesar un ser humano. No se limita únicamente a la pérdida de una persona por fallecimiento, también puede surgir tras una separación, el diagnóstico de una enfermedad, la pérdida de un empleo o cualquier evento que represente una ruptura significativa con lo que era parte esencial de nuestra vida.

Desde la psicología clínica, entendemos el duelo como una respuesta emocional normal ante la pérdida. No es una enfermedad, ni una señal de debilidad, sino una manifestación de amor, de vínculo y de apego.

Es importante dejar claro que el dolor del duelo no se “cura”, se elabora. No se trata de olvidar, sino de aprender a vivir con la ausencia, resignificando lo perdido y dándole un nuevo lugar en nuestra historia.

Fases del duelo: una guía emocional, no una receta

La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross propuso cinco etapas comunes del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Aunque útiles como referencia, estas fases no siempre se presentan de forma lineal ni igual en todas las personas, algunas las transitan rápidamente, otras permanecen más tiempo en una o regresan a fases anteriores, pero lo importante es validar cada experiencia individual y no forzar a nadie a “superar” su duelo en un tiempo determinado.

Síntomas emocionales y físicos del duelo

Durante el duelo, pueden experimentarse sentimientos como tristeza profunda, ansiedad, confusión, ira, culpa o miedo.

También pueden presentarse síntomas físicos como fatiga, insomnio, pérdida del apetito o somatizaciones (dolores físicos sin causa médica).

Estos síntomas son esperados y forman parte del proceso. Sin embargo, cuando se extienden en el tiempo o impiden la funcionalidad diaria, es fundamental buscar ayuda profesional.

El papel del acompañamiento psicológico en el duelo

Muchas personas intentan enfrentar su duelo en silencio, ya sea por temor a incomodar, por sentir que “ya han pasado demasiados meses” o por no tener un espacio seguro para expresarse, aquí es donde la psicoterapia puede marcar la diferencia: acompañar el duelo desde un enfoque clínico no significa “hacerlo desaparecer”, sino brindar herramientas para elaborarlo saludablemente.

En terapia se trabaja el reconocimiento de la pérdida, la expresión emocional, la identificación de pensamientos distorsionados (como la culpa o la negación), y se exploran formas significativas de mantener un vínculo emocional con lo perdido, sin que esto impida seguir adelante con la vida.

Rituales y reconstrucción en el duelo

Los rituales son importantes en el proceso de duelo. Ya sea un acto simbólico como escribir una carta de despedida, plantar un árbol en memoria, o hacer una ceremonia íntima, estas acciones ayudan a cerrar ciclos, a expresar lo que muchas veces las palabras no alcanzan.

Reconstruirse después de una pérdida implica integrar la experiencia a nuestra identidad, no como una herida abierta, sino como una cicatriz que nos recuerda lo vivido, lo amado y lo aprendido.

Duelo complicado: señales de alerta

En algunos casos, el duelo no transcurre de forma saludable.

Si después de seis meses a un año, la persona presenta síntomas intensos de depresión, aislamiento social extremo, abuso de sustancias, pensamientos de muerte o incapacidad para retomar actividades básicas, podría tratarse de un duelo complicado o patológico. En estos casos, la intervención profesional es imprescindible.

El duelo en diferentes edades

El duelo no se vive igual en todas las etapas de la vida.

En los niños, puede manifestarse en cambios de conducta, regresiones (volver a orinarse en la cama, por ejemplo), o dificultades escolares.

En adolescentes, puede surgir rebeldía, apatía o aislamiento.

Los adultos mayores, por su parte, pueden vivir duelos múltiples que les confrontan con su propia fragilidad.

Por eso, el acompañamiento debe ser adaptado a la edad, contexto y etapa vital de la persona.

El poder del acompañamiento humano en el duelo

Además del apoyo psicológico, el acompañamiento humano es esencial: estar presente, escuchar sin juzgar, validar las emociones y no minimizar el dolor ajeno. Frases como “tienes que ser fuerte” o “ya deberías superarlo” pueden causar más daño que consuelo.

A veces, un silencio respetuoso, una mano extendida o simplemente compartir un recuerdo, son gestos poderosos de amor y apoyo.

En el duelo, sanar no es olvidar

Superar un duelo no significa olvidar a quien se fue, sino aprender a recordarlo sin que el recuerdo nos paralice. Significa poder hablar de esa persona o experiencia con una mezcla de tristeza y gratitud, y seguir construyendo nuestra vida con nuevos proyectos, relaciones y sueños. El duelo no nos define, pero sí nos transforma.

En el Centro Calma Alma creemos que el proceso de duelo debe ser tratado con respeto, empatía y profesionalismo. Cada historia de pérdida es única, y por tanto, merece un acompañamiento a la medida de cada corazón. Si estás pasando por un momento de pérdida, recuerda: no estás solo. Sanar es posible, y mereces hacerlo acompañado.

Les invitamos a leer: Ansiedad es la voz silenciosa que nos pide cuidarnos

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Andrea Belen

Psicóloga Clínica, Terapeuta Familiar Sistemática y Terapeuta Sexual y de Pareja, Directora del Centro Calma Alma

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