Hemos entrado al año del Bicentenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte y con ese motivo se prepara una serie de actos conmemorativos, tanto a nivel oficial como privado. Muy bien.
Eso está muy bien. Pero nunca falta un pero.
En este caso, el pero viene atado a la forma en que se viene presentando la figura del Padre de la Patria en algunas de las promociones que se están divulgando a través de medios escritos, radiales y televisados, para empoderar a la sociedad con la importante efemérides: se presenta al patricio como el general Duarte.
Y yo me pregunto: ¿General de qué? ¿En cuáles batallas peleó Duarte? ¿Cuáles tropas comandó? ¿Cuántos tiros disparó?
Se me dirá que la Junta Central Gubernativa invistió a Juan Pablo Duarte con el grado de general cuando éste viajó a Azua para reclamar a Pedro Santana que mantuviera la ofensiva después de la batalla del 19 de marzo de 1844. Pero ese fue un episodio eminentemente coyuntural, que de ninguna manera puede cambiar la imagen civilista del Fundador de la República.
Duarte nunca fue un militar. Por lo tanto, presentarlo como el General Juan Pablo Duarte es una distorsión de la realidad. Militares fueron Santana, Mella, Luperón, Cabral, Duvergé y tantos otros que jugaron papeles importantes en las confrontaciones bélicas de nuestra historia, pero dejemos a Duarte, junto a Espaillat, en el ámbito de los héroes civilistas que aportaron ideas y ejemplos a la difícil causa civilista que todavía libramos muchos dominicanos.