Duarte en la Restauración: su misión diplomática en Venezuela

Duarte en la Restauración: su misión diplomática en Venezuela

Duarte en la Restauración: su misión diplomática en Venezuela

Ignorado y solo en las selvas Venezolanas,  recibe Duarte en fecha  10 de  Abril de 1862, de parte de su familia,  la infausta noticia de que la República que él concibiera y  forjara, ha sido anexada al extranjero por indigna resolución  de Santana del 18  de Marzo de 1861.  Es decir, la noticia llega a Duarte con más de un año de retraso.

Pasando desde Venezuela a Curazao, Las Islas Turcas y el Puerto de La  Guaira, desafíando  todo género de adversidades, arriba a la República anexada, específicamente a Monte Cristi,  vía Cabo Haitiano,  junto a su tío el General Mariano Diez, su hermano Vicente Celestino, Olegario Oquendo, Militar  Venezolano y el joven poeta y patriota  Coronel  Manuel Rodríguez Objío,“ el Garcilazo de la jornada” como expresara Rodríguez Demorizi,  fusilado siete  años después por la férula de Báez.

Su llegada a Montecristi  se produce específicamente el 25 de Marzo y le recibe el jefe de operaciones del gobierno restaurador,  general Benito Monción. Las memorables palabras con que se dirige en la carta enviada a Don Ulises Francisco Espaillat, en aquel entonces Vicepresidente del Gobierno en arma, no dejan de provocar, aún hoy, un singular  estremecimiento emocional, cuando  expresa:

Dios ha suavizado mi camino no obstante las dificultades y peligros que he encontrado al volver. Aquí estoy con cuatro compañeros en el heroico pueblo de Guayubín, dispuestos a compartir con ustedes, en la forma que lo crean conveniente, las vicisitudes y las luchas que Dios nos tenga reservadas en la gran tarea de restaurar la independencia de la República; labor que ya ustedes han iniciado con tanto honor y gloria”.

Cabe acotar como un dato significativo que en su trayecto de Montecristi a Guayubín, específicamente el 27 de Marzo del indicado año, visita Duarte a Mella, Vicepresidente del Gobierno en armas desde el 18 de Marzo de 1864,  vencido ya por terminal enfermedad, a quien no veía desde 1844. ¡Nada más y nada menos que 20 años de involuntario distanciamiento! Mella moría dos meses después, específicamente el 4  de Junio de 1864.

La República había iniciado su lucha restauradora bajo el liderazgo de Cabrera, Monción, Pimentel, Espaillat, Polanco, Salcedo, Bonó  y tantos otros adalidades.

En este contexto justo es destacar la incondicional disposición de Duarte a servir, una vez más,  a su Patria sin búsqueda alguna de nombradías o privilegios. Su carta al General Salcedo, Presidente del Gobierno Provisorio, no ofrece dudas al respecto. En ella expresa que: “…habiendo regresado a mi patria después de largos años de ausencia, sin otras miras que las de serle útil, mi primer deber era el de ponerme a las órdenes del Gobierno…

Apenas transcurrida  una semana de su retorno a la patria, es decir, ya para el 14 de Abril de 1864 ,recibe Duarte la noticia de que, por resolución del gobierno restaurador, se ha considerado destinarle al cumplimiento de servicios diplomáticos  en Venezuela.

Dicha propuesta la recibe formalmente Duarte a través de un lacónico oficio que le remite Don Alfredo Deetjen, a la sazón, Ministro de Hacienda y Encargado de Relaciones Exteriores.

Aún sigue siendo un objeto de debate para los estudiosos de la historia dominicana la razón por la cual a Duarte se le destina tan rápidamente al extranjero, impidiéndose de este modo su participación en la lucha restauradora.



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