El país conmemora este mes dos natalicios de oro. El primero, hoy, 25 de febrero, que se cumplen 206 años del nacimiento del patricio Ramón Matías Mella, y el 27 de febrero, que conmemoramos el 178 aniversario del nacimiento de República Dominicana.
El segundo natalicio se lo debemos, directamente, a Juan Pablo Duarte; y él, como hombre cívico, como visionario, no fue un improvisado.
Tuvo, desde el principio, ideas fundacionales. Concibió desde un primer momento los rudimentos teóricos que darían como resultado el nacimiento de un país libre, soberano, luego de múltiples acuerdos, reuniones y avatares cívicos, que culminaron en 1844 con la declaratoria de nuestra independencia.
Podríamos decir que todavía hay desvelos y deudas con ese pasado heroico.
El pueblo dominicano todavía no ve cubiertas sus necesidades primarias, pero en el ideario de Juan Pablo Duarte están las fuerzas morales para continuar trabajando en el perfeccionamiento de leyes, demandas sociales, y respeto irrestricto a derechos que garanticen una vida de calidad para los dominicanos.
Honrar la bandera, la Independencia, a Ramón Matías Mella, en el día de su natalicio, mantener en alto, vivos y con veneración los ideales de Juan Pablo Duarte, en el presente, también significa volver la vista hacia el pasado.
Esto significa que todos, desde nuestros líderes y gobernantes, debemos asumir responsabilidades como ciudadanos, a todos los niveles. De manera que este próximo 27 de febrero, con la conmemoración del 178 aniversario de la Independencia Nacional, tenemos el compromiso de convertirlo en un espacio para la reflexión.
Y que se trate, sin excusas, de una reflexión nacional, patriótica, profunda y sincera; y que nos sirva para trabajar por un mejor destino como país, de alta defensa nacional. Sin temor.