NUEVA YORK.- ¿Qué pueden tener en común Ljubljana con Bahía Blanca? ¿Son comparables dos familias vinculadas al básquetbol de composición tan diferente?
¿Acaso puede existir una conexión real, más allá del punto común del básquetbol, entre un joven novato de 19 años y un veterano ya retirado de 41? Quizás las respuestas no tengan que ver específicamente con Manu Ginóbili y Luka Doncic, sino con la sensación que producen en terceros.
Con la expectativa, con la realidad y sobre todo con el camino transitado. El deporte no es sólo números, es sentimiento.
Es sensación, un halo invisible que envuelve recuerdos. Flechazos de experiencias que regresan a nosotros en jugadas inolvidables, en momentos únicos, en apellidos célebres.
*Por BRUNO ALTIERI