Miami.-Ser llamado para el quirófano para operarle el codo en tres ocasiones se convirtió en una pesadilla para el cerrador dominicano Arodys Vizcaíno, de Atlanta, quien asegura que solo la rebasó por un milagro de Dios y el deseo enorme que siempre tiene por ayudar a su familia.

Vizcaíno asegura que muchas veces, a pesar de que nunca dejó de trabajar fuerte, pensaba que no volvería a lanzar y que sus sueños de triunfar en las Grandes Ligas se iban a desvanecer.

“Entre 2011 y 2014 pasé por los tres años más difíciles de mi vida. Esas tres operaciones en el codo y las posteriores recuperaciones por momentos me hacían pensar que no iba a regresar a lanzar en las Mayores, pero siempre me agarré de Dios y aquí estoy para seguir en la guerra”, explicó Vizcaíno, quien desde que firmó en 2007 fue considerado una joya en el sistema de finca de los Yanquis, aunque su debut en las Grandes Ligas fue en 2011 con los Bravos de Atlanta, que lo habían adquirido en 2009 junto a su compatriota Melky Cabrera y Mike Dunn por Boone Logan y Javier Vázquez.

En 2012, aún lesionado, fue cambiado por los Bravos a los Cachorros junto a Jaye Chapman por Reed Johnson, Paul Maholm y dinero.

En 2014 retornó a las Mayores con los Cachorros, apareciendo apenas en cinco juegos, en los que no le fue bien estadísticamente, pero demostró que su brazo estaba totalmente recuperado.

La calidad

El escucha Gordon Blakeley, quien había dejado a los Yanquis para irse a los Bravos en 2014, hizo lo posible para que Atlanta adquiriera a Vizcaíno desde los Cachorros por Tommy La Stella y no le ha hecho quedar mal.

En 2015, Vizcaíno tuvo su mejor temporada en las Grandes Ligas al compilar marca de 3-1 y efectividad magnifica de 1.60, convirtiéndose al final de la temporada en el cerrador titular de los Bravos, salvando nueve juegos.

“Las claves han sido estar en salud y trabajar mucho para tirar strikes en la zona baja con mi bola rápida y el slider, con los cuales le cambio los planes al bateador”, dijo Vizcaíno, quien en esta temporada ha lanzado en cinco juegos, sin permitir carreras durante cuatro entradas en blanco, permitiendo tres hits, tres boletos y cinco ponches.

El pasado viernes logró salvar la primera victoria de los Bravos, luego de nueve derrotas, teniendo que tirar una entrada y un tercio.

Con esa actuación, el nativo de San Cristóbal extendió su racha sin carreras a 13 entradas y dos tercios en más de 15 juegos, seguidilla que se remonta desde el 15 de septiembre de la temporada pasada.
Desde el inicio de la temporada pasada, 37 de sus 41 apariciones han sido sin permitir carreras.