Dolor torácico es causa frecuente de consultas pediátricas

Dolor torácico es causa frecuente de consultas pediátricas

Dolor torácico es causa frecuente de consultas pediátricas

El dolor torácico o de pecho se considera una causa frecuente de consulta en los servicios de urgencias pediátrica.

De cierta forma, este dolor produce ansiedad en los niños, en sus padres y puede que también en los pediatras que atienden a estos pacientes, pues los médicos se ven obligados a descartar enfermedades que ponen en peligro la vida y se manifiestan con dolor en el tórax, como son enfermedades cardíacas.

Este malestar puede presentarse a cualquier edad, siendo más frecuente en el período de pre adolescencia y adolescencia.

Pese a que, en la gran mayoría de casos, su causa es benigna, es motivo de preocupación y angustia por la tendencia a asociarlo con infarto cardíaco como ocurre en adultos.

Adabeyda Báez Chalas, Cardióloga Pediatra de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), indica que una historia clínica profunda y examen físico completo suelen ser suficientes para diferenciar los casos banales de aquellos que pueden deberse a enfermedades más graves.

Características
Al momento de evaluar un niño, el médico debe realizar un historial clínico dirigido para saber las características del dolor, tipo, intensidad, localización, duración, verificar si existe relación horaria, episodios previos similares y frecuencia del mismo”, recomienda Báez.

Agrega que también deben ser tomados en cuenta los factores desencadenantes como ejercicio, traumas, tos e infección respiratoria.

“Se debe preguntar al paciente y a sus familiares sobre la existencia de conflicto en el hogar, escolar o experiencia traumática reciente.

De igual manera, evaluar señales acompañantes como fiebre, sudoración, náuseas, palpitaciones, pérdida pasajera del conocimiento, síntomas respiratorios, digestivos o cardiacos”, afirma la Cardióloga Pediatra.

Antecedentes
Asimismo, Báez Chalas plantea que siempre se deben tomar en consideración los antecedentes personales de cardiopatías conocidas (congénita, miocardiopatías -enfermedad del músculo cardíaco-, arritmias, pericarditis -hinchazón e irritación del tejido delgado en forma de saco que rodea el corazón-, anomalías de las arterias coronarias), cirugía cardíaca previa, asma, bronquitis, neumonía, enfermedad digestiva, reumática, hematológica, renal o condición oncológica, así como muerte súbita en la familia, trastornos del ritmo cardíaco (taquicardias, extrasístoles), entre otros.

Báez explica que son múltiples las entidades que pueden producir dolor torácico o en el pecho, por lo que de forma práctica se clasifican según su etiología en aquellas de origen no cardíaco (95%) y las de origen cardíaco (5%).

De origen cardiovascular
La cardióloga pediatra afirma que el dolor torácico de origen cardiovascular es el grupo que implica mayor gravedad, por lo que se usarán todas las herramientas semiológicas y de laboratorio para determinar su causa, por la alta morbimortalidad asociada. Este es más probable si ocurre durante el ejercicio y es recurrente.

Las entidades que lo pueden causar son: arritmias, anomalías estructurales del corazón (estenosis aórtica -cuando la válvula aórtica del corazón se estrecha-, miocardiopatía hipertrófica obstructiva -músculo cardíaco se vuelve anormalmente grueso-, prolapso de válvula mitral, irregularidad de las arterias coronarias), procesos inflamatorios que afectan las paredes del corazón (miocarditis y pericarditis) y afecciones vasculares: enfermedad de Kawasaki (inflamación de los vasos sanguíneos), vasoespasmo coronario secundario (por uso de drogas), vasooclusión coronaria (en niños falcemicos), rotura o disección aórtica (niños con síndrome Marfán, Turner, Noonan) y tromboembolismo pulmonar.

No cardiovascular
Dentro de las causas de origen no cardiovascular están: dolor torácico idiopático, siendo el más frecuente.

Indica que se manifiesta por lo general de manera intensa, de corta duración y recurrente, relacionado o no con el ejercicio y no se asocia a otros síntomas. Este no tiene etiología orgánica demostrada ni factores psicológicos que lo expliquen.

En ese mismo grupo se encuentran las afecciones que se relacionan con estructura del pecho o caja torácica, como es dolor músculo esquelético (músculos estriados unidos al esqueleto): este puede o no estar en relación con trauma o ejercicio intenso y se incrementa con movimiento o respiración profunda.

Le siguen en frecuencia enfermedades respiratorias: asma, neumonía, derrame pleural (acumulación de líquido adicional en el espacio entre los pulmones y la pared torácica), neumotórax (colapso pulmonar), entre otras. Igualmente tenemos las causas gastrointestinales como: reflujo gastroesofágico, esofagitis (inflamación que puede dañar los tejidos del esófago), cuerpo extraño/caustico y colecistitis.

Raíces psicológicas
La galena detalla que, además de estas afecciones, también está el dolor tipo psicológicas, que es más común en adolescentes y en el sexo femenino, se presenta con dolor atípico, clínica inespecífica y asociado a otros síntomas como malestar abdominal y cefalea, generalmente se asocia a algún acontecimiento psicológico desencadenante.

Las pruebas
Báez Chalas sostiene que ante las sospechas clínicas de que el dolor torácico sea de origen cardíaco se realizarán las siguientes pruebas de laboratorio y de imágenes:
-Radiografía del tórax, para evaluación cardiopulmonar.

-Electrocardiograma, que documenta la frecuencia y ritmo cardíaco.
-Ecocardiograma, en sus diferentes modalidades, es útil en la valoración de la función ventricular, definir la anatomía cardíaca y documentar la presencia y magnitud de un derrame pericárdico.
-Estos estudios no se sustituyen entre sí.

Estudio y confirmación diagnóstica
Es importante que los padres tener pendiente que, de sospecharse un origen cardiovascular, se debe suspenderse toda actividad física hasta completar su estudio y confirmación diagnóstica.

Los especialistas sugerimos hospitalizar al paciente en aquellos casos que se compromete la vida del paciente.



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