Madrid.- El cuerpo también habla cuando la mente sufre. Somatizar significa expresar el malestar emocional a través de síntomas físicos —como dolor de estómago, tensión muscular o taquicardia— sin que exista una enfermedad médica que los explique.
De acuerdo con los especialistas, la somatización puntual es una reacción natural ante situaciones de estrés o ansiedad. Es lo que ocurre cuando alguien siente urgencia por ir al baño antes de una entrevista, dolor de estómago antes de un examen o rigidez muscular durante una crisis de pareja.
Sin embargo, cuando esos síntomas persisten durante más de seis meses y afectan la calidad de vida, pueden convertirse en un trastorno mental, conocido como trastorno por síntomas somáticos.
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“La respuesta física ante el miedo o una amenaza es normal. Todos en algún momento hemos tenido alteraciones del sueño, dolores de cabeza o molestias gastrointestinales por estrés”, explica la psiquiatra Virginia Soria, vocal del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM).
“Pero si los síntomas se vuelven crónicos y limitan la funcionalidad de la persona, entonces hablamos de un trastorno de somatización”, aclara.
El papel del estrés crónico
Soria advierte que el estrés mantenido —también llamado distrés— provoca un aumento del cortisol, lo que eleva la frecuencia cardíaca y altera procesos metabólicos. A largo plazo, esto puede favorecer la aparición de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares o demencias.
Las causas del trastorno pueden estar relacionadas tanto con factores personales como con el entorno. Entre ellos, la dificultad para expresar emociones, experiencias de vida estresantes o ambientes laborales y familiares tensos.
Somatización, enfermedades psicosomáticas e hipocondría
La psicóloga Eva Vallès, del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, diferencia tres conceptos que suelen confundirse.
Las enfermedades psicosomáticas, como la psoriasis o las úlceras, tienen un origen físico real, pero pueden empeorar si la persona atraviesa un estrés emocional prolongado.
En cambio, el trastorno por somatización es una enfermedad mental: el paciente experimenta síntomas sin causa médica aparente, pero con un sufrimiento real e intenso.
“Estas personas suelen preocuparse excesivamente por su salud, buscan tratamientos, se realizan pruebas médicas una y otra vez y rechazan la idea de que se trata de un problema psicológico”, detalla Vallès.
La especialista agrega que quienes somatizan con frecuencia suelen ser personas ansiosas o con estrés permanente, y que el cuadro puede agravarse si atraviesan dificultades personales, desempleo o problemas económicos.
Tanto Vallès como Soria coinciden en que este trastorno se diagnostica más en mujeres jóvenes y adultas, entre 30 y 50 años, “probablemente porque consultan más y tienden a referir síntomas físicos con mayor frecuencia”.
Hipocondría: cuando el miedo enferma
En el mismo espectro se encuentra la hipocondría, actualmente denominada trastorno de ansiedad por la salud.
A diferencia de la somatización, en la hipocondría los síntomas físicos pueden ser mínimos o inexistentes, pero la persona vive con el miedo constante de padecer una enfermedad grave.
“El paciente interpreta cualquier signo corporal como algo peligroso: una mancha en la piel puede parecerle cáncer”, explica Vallès.
Aunque ambos trastornos están relacionados, no son iguales: “Una persona con somatización puede tener ansiedad por la salud, pero no todos los hipocondríacos presentan somatización”, precisa la psicóloga.
Los niños también somatizan
Los síntomas físicos sin causa médica no son exclusivos de los adultos. “Me duele la tripita” es una frase común entre los niños cuando no quieren ir al colegio o se sienten angustiados.
Según la psiquiatra Virginia Soria, estos casos son relativamente frecuentes en la infancia y adolescencia.
“Pueden estar vinculados con el sistema de apego, la relación con los padres y la atención que reciben ante esos síntomas, siempre que se haya descartado una causa física”, explica.
Escuchar al cuerpo
En definitiva, el cuerpo y la mente están estrechamente conectados. Somatizar de forma ocasional es una reacción normal ante el estrés, pero cuando el malestar físico se vuelve persistente o limita la vida diaria, puede ser una señal de que el cuerpo está pidiendo ayuda emocional.
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EFE
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