Doctor Merengue…

Doctor Merengue…

Doctor Merengue…

Era uno de los muñequitos preferidos de la época en que los diarios impresos competían no solo para informar y orientar, sino también entretener al público.

Cuando crecí, había apenas dos diarios, “El Caribe” y el “Listín”. Me formé en el primero, bajo Germán Ornes, pero Rafael Herrera y Baby Ricart siempre me reclamaban que debí haber preferido trabajar con ellos. En aquel entonces, ante cada edición de “El Caribe”, su directora de suplementos María Ugarte decía con fina ironía: “Dios existe, ¡otro milagro!”.

Quizás pruebe que ya soy mayorcito que los diarios de hace 40 años –aparte de los muñequitos— me parece eran mejores.

Sus articulistas de fondo poseían un bagaje intelectual que no dependía de Google. El cuido de las ediciones era cuestión de orgullo de los editores.

El miércoles me espantó ver que un diario, en el primer párrafo de su noticia principal, decía “la modificación de la reforma constitucional”; y las primeras palabras de la siguiente nota eran “la sección” del Senado, por “sesión”. ¡Ave María Purísima! ¡Finis Polonia!



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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