El Ministerio de Educación inicia este martes un proceso paulatino de retorno a las aulas en los 46 municipios con más baja incidencia del Covid-19.
El plan piloto ha sido acogido con mucha prudencia por parte de la comunidad educativa, sabiendo que el mismo responde a una gran variedad de requerimientos.
Han sido intensas las presiones de muchos padres para que se retorne a la presencialidad de la docencia, pues el tener los hijos en la casa durante las horas de clase dificulta otras actividades cotidianas, como son las de ir a trabajar o hacer diligencias.
También está la disponibilidad de servicios como desayuno y almuerzo para los alumnos.
Otros grupos que han presionado para que se retorne a la presencialidad son aquellos micro y pequeños negocios que preparan desayunos y almuerzos escolares y sus respectivos suplidores.
Como se puede ver, las presiones tienen un importante componente económico.
Los maestros, protagonistas de primera línea en este piloto de retornar a las aulas, tienen muchas interrogantes que solo se despejarán con el paso de los días.
Los retos son muchos, pero como decía el mismo ministro de Educación, hay que apostar al éxito, comprendiendo que con esta pandemia no hay fórmulas escritas.
Es posible que el retorno a la presencialidad ayude a retomar la necesaria socialización entre los niños, que es parte de su formación, pero sin perder de vista que hay que mantener las previsiones para evitar contagios.
Iniciamos un proceso en el que no hay resultados ciertos, por tanto hay que estar abiertos a adoptar cualquier medida correctiva en el camino.