Dizque guerra…

Me dice un amigo que disparatar es un derecho humano. Pero no desinformar atemorizando a incautos conque estamos al borde de una guerra con Haití, como dice un general retirado de la Policía.
Peor aún, miente al asegurar que en caso de su falaz augurio, ¡perderíamos por deficiencias de nuestras Fuerzas Armadas! Este señor exhibe un garrafal desconocimiento acerca de las capacidades, grado de listeza, armamento, TOE (tabla de organización y equipo), planes estratégicos y de contingencia, órdenes generales en vigor con respecto a la amenaza haitiana y otras informaciones sobre el Ministerio de Defensa, necesarias para un análisis serio.
Es absolutamente disparatado hablar de guerra con Haití, pues ese territorio vecino carece de ejército, tiene una exigua Policía incapaz de combatir las bandas ni controlar su país ni garantizar el orden público, además de estar intervenido por una fuerza multinacional.
El riesgo de que, ante algún ataque a las bandas por fuerzas extranjeras, los cacoses traten de cruzar hacia acá, es otra cosa; para salir huyendo tendrían primero que sobrevivir el combate con tropas reales o fuerzas especiales gringas o de alguna autoridad internacional. Esas bandas imponen su terror contra civiles desarmados.
No es lo mismo combatir contra unidades bien entrenadas, armadas y con soporte logístico, aéreo y de inteligencia. Las capacidades de las fuerzas de seguridad nuestras no se andan cacareando, pero baste referir que por sus destrezas están entre las más respetadas de la región, tanto por países aliados como por adversarios. Hay una amenaza haitiana, pero no de guerra entre países.
La relación con nuestro díscolo, ingobernable y penoso vecino es un asunto muy serio para disparatar metiendo cucos y embustes.
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