La divulgación de mentiras a través de medios electrónicos y redes sociales se ha constituido en uno de los nuevos peligros de los procesos electorales y, por tanto, de los retos de los órganos electorales.
Se le suele llamar “fake news” o “noticias falsas”, pero en realidad se trata de mentiras que son divulgadas de manera intencional con fines aviesos.
Esos contenidos circulan con mucha mayor velocidad que la verdad porque por lo regular quien lo reproduce lo hace porque quisiera que fuera verdad y por tanto no actúa cuando le llega la información correcta o las aclaraciones pertinentes.
El público tiene que aprender a defenderse de esa nueva amenaza que se suele utilizar como una herramienta cotidiana en las campañas electorales.
Siempre tome en consideración la fuente y sospeche de contenidos impresionantes.
En este caso la Junta central Electoral se ha propuesto el ejercicio de identificar los contenidos falsos relativos al proceso electoral propiamente hablando.
Por el bien de la salud del proceso, hay que abstenerse a reproducir contenidos falsos, en especial si pueden incidir en el normal devenir de las elecciones o si pueden producir crispaciones.
Las mentiras necesitan ayuda para correr.