*Por Danilo Minaya
La situación del país se torna cada día más traumática, la ciudad está retornando a la “normalidad” muy al margen del quédate en casa; el mal manejo de la pandemia y la necesidad, han hecho que la ciudadanía retome su vida. El interés en los boletines del Ministerio de Salud se ha perdido, solo la prensa se limita a ver las conclusiones y las variaciones, la gente quiere resultados, no cifras.
Las mascarillas se han convertido en el marketing político sobre quien compra o hace más donaciones. Estamos en una etapa en que las estadísticas sólo han servido para hacer noticias y discursos, el caos y el autoritarismo se han apoderado de las calles. La política pasó de ser ciencia, a servir intereses partidarios, políticos electorales.
Recientemente, el estado inició un plan de acción de visita a los barrios a partir del descubrimiento de la propagación del virus, este hecho es una evidencia de que hace falta un plan, se hace necesario la toma de muestras masivas y la permanente vigilancia para evitar la proliferación del virus, este plan se debió iniciar en marzo desde que se dieron los primeros casos nativos, no dos meses después.
La sociedad está ávida de respuestas, el mundo es otro a partir de la pandemia, lo que significa que debemos adoptar políticas en ese sentido y planificar el destino de nuestra nación en los años venideros. El Estado tiene un Ministerio de Planificación y Desarrollo, que hasta donde sabemos tiene muy buenos profesionales y técnicos que bien pudieran servir de soporte para plantear lineamientos a seguir para volver a la normalidad, estamos operando sobre la marcha, eso da una mala señal. “La planificación no descansa en la capacidad de predicción, sino de previsión”. (Carlos Matus, Ecuador, marzo de 1993).
El presidente en su discurso ha anunciado 22 medidas a ejecutar para enfrentar la crisis, dejando de lado el estudio de los actores, la acción humana. La realidad genera problemas, amenazas y oportunidades. El político trabaja con problemas y la población sufre problemas. En torno a problemas es posible la participación ciudadana, solo se trata de procesarlos. Esperemos los resultados, que el pueblo vea en la práctica lo que se dice en teoría.