SANTO DOMINGO.- El diplomático dominicano que estaba secuestrado en Haití retornó este jueves a territorio dominicano en buen estado de salud.
Carlos Guillén Tatis ingresó a República Dominicana alrededor de las 10:00 de la mañana por el Aeropuerto Internacional La Isabela.
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El agregado Agrícola y Comercial de República Dominicana en Haití fue liberado a las 7:00 de la noche del martes por la banda haitiana los 400 Mawozo, luego de que lo mantuvieran encerrado desde el pasado viernes, cuando fue secuestrado.
Tan pronto se produjo su liberación, Guillén Tatis se mantenía ayer bajo la custodia de la seguridad en el vecino país.
David Guillén Doñé, hijo del diplomático dominicano, dijo a EL DÍA que tras la liberación de su padre ha conversado con él dos veces vía telefónica y que le narró que fue puesto en libertad en el mismo lugar donde lo mantuvieron encerrado.
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“Lo liberaron del cuarto donde estaba, a las 7:00 de la noche, le dijeron: Ya vete, te puedes ir… en su vehículo, pero él no sabía para dónde ir; no sabía dónde estaba porque lo vendaron y manejó buscando orientación”, detalló Guillén Doñé.
Refirió que su padre le contó que sus raptores lo mantuvieron en una habitación donde las paredes estaban llenas de escrituras alusivas a fragmentos de las sagradas escrituras, por lo que presume se trata del mismo lugar donde estuvieron los 17 misioneros norteamericanos secuestrados en octubre del año pasado.
“Me comentó que donde lo tenían las paredes estaban llenas de versos bíblicos; aparentemente fue el mismo cuarto donde tuvieron los otros misioneros secuestrados, y que fue la salvación de él. Se puso a leer todos los versos y fue algo de que él sabía que Dios tenía el control de todo”, sostuvo.
De acuerdo con Guillén Doñé, el diplomático le explicó que cuando lo secuestraron le fueron vendados los ojos y le dieron vueltas en el vehículo por varias horas, por lo que no sabía a dónde lo llevaron.
Asegura que desconoce si hubo algún pago por su liberación, debido a que fue el Gobierno dominicano que manejó el proceso.
Tras exclamar que “la gloria es de Dios”, Guillén Doñé expresó su agradecimiento por la prontitud con que fue resuelto el caso de su padre, así como a todos los que oraron por la libertad de su progenitor y a los que colaboraron.