SANTO DOMINGO.-Dos hijos, su mujer y una hermana de Enmanuel Rivera Ledesma, señalado por el Ministerio Público como el cabecilla de una estructura dedicada a la estafa inmobiliaria, eran los responsables de manejar el dinero que fruto de sus ilícitos adquirían.
El foco de las actividades de los involucrados en la denominada Operación Nido, fue captar dinero en grandes cantidades, utilizando una estructura con apariencia de empresa inmobiliaria, ofertando viviendas que nunca fueron construidas.
Enmanuel Rivera Ledesma ya había sido procesado en 2008 por estafa, lo cual le cerraba las puertas del sector financiero.
Fue así como constituyó CRD Equipos Pesados, entidad a la que eran realizados los pagos, pues los dueños eran Enmanuel Eduardo, su hijo, y Scarlet Cruz, su mujer.
Por concepto de depósitos bancarios, el grupo recibió la suma de 485 millones, 619 mil 386 pesos, pese a lo cual a las víctimas les fue entregada la vivienda, el 90 % de los proyectos no fueron construidos y el dinero fue dilapidado, según la solicitud de medidas de coerción.
Las dos empresas estaban ubicadas en el mismo edificio del sector de Bella Vista, en Santo Domingo, y los pagos en efectivo eran recibidos por Mirna Catalina Rivera Ledesma, hermana de Enmanuel.
Lo que hacían
Según el Ministerio público, el grupo identificó a dominicanos en el exterior que se tornaron en blancos fáciles, ya que no podían ver los retrasos o la inexistencia misma de los proyectos de construcción utilizados como fachadas.
Fruto de esas actividades, llegaron a vender más de trescientas unidades de apartamentos, de proyectos para los que no tenían ni siquiera permiso de construcción y en algunos casos ni la propiedad del terreno.
Todos los terrenos adquiridos para supuestamente edificar los proyectos presentaron litis y problemas judiciales de consideración.
Vendieron a distintas personas las mismas unidades de apartamentos, utilizaron abogados y contables, quienes a pesar de ser sujetos obligados, entraron al esquema fraudulento para darle al entramado apariencia de legalidad y estabilidad financiera.
El dinero que recibían era movilizado por cuentas particulares, sin ningún tipo de justificación ni soporte financiero. Hacían gastos excesivos en restaurantes de lujo, vehículos y viajes.
Cuando las quejas de los compradores eran externadas, Enmanuel Rivera amenazaba, insultaba e intimidaba a las víctimas ante quienes presumía de sus supuestos contactos dentro y fuera del sector justicia.
Fabricaron audiovisuales incluso llegando a usar la imagen de uno de los querellantes con una supuesta entrega que, posteriormente, nunca se realizó. También vendieron inmuebles que pertenecían a terceros.
Falsas esperanzas
— Maniobra
El documento elaborado por el Ministerio Público también dice que cuando las denuncias empezaron a llegar, maniobraron haciendo promesas a las víctimas cambiando los contratos y haciendo pagos parciales.