Brasilia.-La presidenta brasileña Dilma Rousseff arrancó ayer una carrera contrarreloj para reconstruir una nueva coalición en el Congreso que impida su destitución, mientras el PMDB, su mayor aliado ahora convertido en rival, busca minarle el terreno.
El centrista Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer, primero en la línea de sucesión si cae Rousseff, oficializó el martes la ruptura de la alianza con el Partido de los Trabajadores (PT) y su apoyo abierto al “impeachment”.
“Algunos ya dicen internamente que se trata de una nueva fase del gobierno, en que sale un aliado de vieja data y se mantienen otros aliados”, dijo a periodistas el jefe del gabinete personal de la mandataria, Jaques Wagner.
Rousseff canceló el viaje que tenía previsto esta semana a Washington -donde participaría de una cumbre sobre seguridad nuclear- y se enclaustrará en el palacio presidencial de Planalto para negociar los cargos que quedarán vacantes.
En tanto, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva encabezará hoy una marcha en Brasilia contra el proceso contra Rousseff, al que denuncia como una tentativa de “golpe de Estado”.
La manifestación en la capital brasileña es una de las convocadas en 31 ciudades del país por el Partido de los Trabajadores.