Dignidad informativa en la tragedia

El duelo será largo porque el dolor es inmenso.
El luto por la tragedia de Jet Set abarca cada rincón de esta media isla.
Una enorme nube gris cubrió la nación.

La madrugada del derrumbe en la discoteca Jet Set dejó al país en estado de shock.
Sin embargo, en medio del caos y el dolor, emergió una luz de profesionalismo y respeto que merece ser reconocida: tanto las autoridades como los medios periodísticos manejaron con altura, sensibilidad y orden uno de los momentos más críticos vividos recientemente en la capital.

Durante las operaciones de rescate fue notoria la actuación profesional de los organismos de emergencia y la prensa responsable.

Se evitó el morbo, se protegió la dignidad de las víctimas y se respetó el dolor de los familiares.
Se evitó presentar imágenes humillantes y titulares insensibles. Y esa contención no surgió del azar: fue producto de una coordinación eficaz, en la que también jugó un papel clave el manejo acertado de la vocería oficial.

La decisión de concentrar las declaraciones en una sola figura, con capacidad técnica y autoridad, permitió que las informaciones fluyeran de manera puntual, precisa y frecuente.

La ciudadanía supo qué estaba ocurriendo, cómo avanzaban las labores de rescate, cuántas personas estaban heridas o fallecidas, y qué se esperaba en cada momento. En un entorno dominado por la ansiedad, la transparencia oportuna ofreció consuelo y contuvo rumores.

Pero a medida que se diluía la intensidad de los trabajos de rescate, comenzaron a reaparecer los buscadores de «likes», incapaces de generar contenido con valor. Recurrieron entonces a la tergiversación, al sensacionalismo, a la invención y, sobre todo, al irrespeto a las víctimas, que no es otra cosa que revictimizarlas.

Sin embargo, estos mercaderes del morbo no cargan solos con la culpa. También son responsables quienes los siguen, les comentan y, sobre todo, los premian con su aprobación digital. Mientras tengan audiencia, estas rapiñas seguirán haciendo daño, alimentadas por una sociedad que los legitima.