Diferencias entre las movilizaciones sociales de Venezuela y Rep. Dominicana

Diferencias entre las movilizaciones sociales de Venezuela y Rep. Dominicana

Diferencias entre las movilizaciones sociales de Venezuela y Rep.  Dominicana

José M. Félix

Por José M. Félix

A menudo escuchamos de parte de comunicadores de radio y televisión, escribidores y comentaristas de las llamadas “redes sociales”, diferentes pareceres en torno a la crisis política que vive hoy la hermana república Bolivariana de Venezuela. Estas consideraciones producidas por la “opinión publicada” como bien definió el presidente Rafael Correa a la mal llamada “opinión pública”, responden en la mayoría de los casos a criterios de tipo ideológico, político partidistas o meramente de índole personal.

De esta manera escuchamos opiniones en apoyo y defensa de la revolución Bolivariana unas y otras (la gran mayoría) en franca desaprobación del conjunto de acciones tomadas por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, tanto en el plano político como en el económico y social. Estas últimas son un reflejo incontrastable de la campaña mediática internacional en contra del proceso político y social que se lleva a cabo actualmente en esa nación amiga.

En los últimos meses y sobre todo a raíz de la decisión del gobierno venezolano de realizar una Asamblea Constituyente que introduciría modificaciones sustanciales a la carta magna de ese país, se han profundizado y radicalizado las diferencias políticas entre la derecha opositora y el gobierno y sus seguidores. Las llamadas “guarimbas”, que desde los tiempos de Chávez se vienen produciendo, se han ido radicalizando llegando a convertirse en verdaderos focos terroristas en lo que algunos observadores de la crisis venezolana han llamado el “Maidan caribeño”, aludiendo a las sangrientas movilizaciones que en Ucrania dieron al traste con el gobierno de Viktor Yanucovich.  A estas protestas internas hay que sumarle las agresiones que en el plano internacional viene recibiendo el gobierno de Nicolás Maduro: los ataques que desde la OEA viene orquestando el secretario general señor Luis Almagro, han sido múltiples y constantes y cuentan con el visto bueno de países de la región con gobiernos derechistas como son los casos de México, Perú, Brasil, Argentina con Estados Unidos a la cabeza y en Europa España y la UE como bloque.

Todo esto ha conformado un escenario convulso y caótico a lo interno que junto a los problemas de carácter económico del país ( originados fundamentalmente a partir de la drástica pérdida de valor del barril del petróleo por un lado y por la guerra económica provocada y sostenida por la burguesía opositora al gobierno, por el otro) han terminado por configurar una situación de crisis permanente que los medios de comunicación no han hecho más que avivar con sus continuas manipulaciones y desinformaciones alevosas.

En nuestro país como consecuencia de las protestas que se están llevando a cabo  con la participación de  los movimientos sociales y  de gran parte de la población indignada por los actos de corrupción y los niveles de impunidad alcanzados, sobre todo y fundamentalmente, en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, se ha conformado una fuerza popular de variopinto matiz sociopolítico (la marcha verde) que ha incitado a un despertar de la conciencia política de una gran parte de la población que vive en el territorio así como también en la diáspora. A partir de este fenómeno político social algunos analistas y opinócratas de los medios han planteado la posibilidad que de seguir por ese camino el país podría convertirse en una “segunda Venezuela”.  Un error de fondo producto de la limitada visión que se tiene de ambos procesos. Voy a señalar muy brevemente lo que a nuestro entender son sus características y sus diferencias esenciales.

-El problema Venezolano tiene un origen Geopolítico con repercusiones en el plano social que se manifiesta en la lucha por la hegemonía en la región, básicamente por el control estratégico de los inmensos recursos naturales (recordemos que Venezuela posee las reservas de petróleo confirmadas más grandes del planeta) entre la potencia decadente (EEUU) y la potencia emergente (China). Esta lucha que se libra a nivel global, se recrudece más en Venezuela que en ningún otro país de la región.

-En tanto que el conflicto dominicano aflora bajo la forma de un “movimiento de indignados” producto de un malestar que se había incubado en la sociedad por diferentes causales y que de repente sale a las calles reclamando justicia, concretamente en el caso de los sobornos de Odebrecht y en general levantando la bandera de la lucha contra la corrupción y la impunidad imperantes.

-En Venezuela la derecha opositora busca el derrocamiento del presidente Maduro para reinstalar el modelo neoliberal que elimine las conquistas sociales y allane el camino a las privatizaciones y a la desregularización de la economía.

-En cambio aquí los movimientos sociales que conforman el movimiento verde reclaman una mayor democratización económica y social que conlleve a una disminución de la desigualdad y de la exclusión social propia del neoliberalismo implantado en el país.

-La crisis política desatada por la Marcha Verde es también un reflejo de la crisis general del sistema de partidos políticos con sus estructuras anquilosadas y antidemocráticas han desatado el descrédito al interior de una población que despierta de un aletargado proceso de despolitización y zombilizacion, proceso por el cual Venezuela ya había atravesado en el pasado. De forma que si algún parecido tiene este fenómeno de la marcha verde con el conflicto venezolano no es con el que se lleva a cabo en estos momentos sino con aquel que dio origen a la sustitución de una partidocracia podrida y corrupta por un gobierno progresista, soberano y de carácter eminentemente social.

Lo que hoy surge en nuestro país como un movimiento social acéfalo y diversificado se parece a un velero en altamar  que navega con el favor del viento hacia un nuevas aguas donde finalmente reinará la justicia social, la democracia  económica y la soberanía nacional que hará levantar del suelo la alicaída dignidad del pueblo dominicano.

*El autor es economista



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