Diciembre, con alegría y moderación
El mundo cristiano, y República Dominicana dentro de ese conglomerado de países, transita por el mes de mayor impacto en las relaciones afectivas.
Diciembre concita la mayor efervescencia de los sentidos y despierta los sentimientos nobles.
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Una época que llama a la confraternidad, a la búsqueda de los seres queridos, y en esa búsqueda hay personas que hacen vuelos y trayectos desde los más inusuales rincones del mundo.
La armonía, el reencuentro, un abrazo de amor y ensanchar el horizonte de la fraternidad con seres queridos bien merece el desplazamiento más extremo.
Una vez conseguido el reencuentro con la familia hay que pensar en el futuro. Y el futuro está, siempre, vinculado a la moderación, a la felicidad con fervor, pero sin exceso, a pensar en los límites y la prudencia que se requieren para este periodo.
El futuro implica vivir a plena capacidad este diciembre con todos sus matices y todos los diciembres de los años venideros.
De manera que a través de las iglesias, del calor hogareño, de la alegría y de las fiestas, en espacios abiertos o cerrados, hay que pensar siempre en la prudencia.
Esa sola actitud nos hará a todos los dominicanos disfrutar de la vida no solo para abrir regalos, o abrigar en nuestros brazos a nuestros seres queridos, también debemos abrir el corazón a una profunda reflexión. Amarrarse a la moderación en diciembre es amar el futuro de la familia.
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