Días van, días vienen

Días van, días vienen

Días van, días vienen

Días van, días vienen… y aparentemente aquí no ha pasado nada. Silencio total. Nadie dice nada, nadie habla, nadie es responsable.

La ciudadanía se queda en la luna.

Me refiero –ya lo habrán adivinado los aguzados lectores- al insólito caso del custodio que abandonó en las puertas de un tribunal, cual chivo sin ley, a un prisionero clave para el esclarecimiento de graves sucesos que están en manos de la Justicia.

El asunto es tan delicado que cada vez cobra más fuerza la teoría de que el detenido había sido dejado “a la deriva” para facilitar, bajo cualquier pretexto, su eliminación física.

Sin embargo, los días pasan y ninguna autoridad ha tenido los pantalones ni el suficiente sentido de responsabilidad para revelar a la prensa y a la opinión pública en general el nombre y el rango del susodicho custodio, quien parece estar más que protegido por una espesa cortina de silencio oficial.

¿Acaso el “descuido” del custodio de marras no tiene sanción? ¿Es normal que los prisioneros trasladados desde la cárcel hasta los tribunales queden abandonados en cualquier lugar y nunca regresen a sus celdas?

En el caso que comentamos –que tomen nota los que hacen el “Aunque Ud. no lo Crea” de Robert Rypley-, el preso supo más que el carcelero y regresó por sus propios pies a su amada prisión. ¿Por seguridad? Cualquier presunción es válida, mientras las autoridades permanezcan sospechosamente silenciosas.



El Día

Periódico independiente.

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