Para que sea efectivo, el diálogo debe ser abierto, sincero, plural y propositivo. Escuchar, guardar silencio y prestar atención a lo dicho por los demás, evitar prejuicios y suspender juicios de valor ante las diversas opiniones.
En democracia el diálogo es capital.
Si no logramos conversar y saber de primera mano lo que quiere la ciudadanía, no se puede gobernar.
La elaboración, aprobación e implementación de cualquier proceso de reforma, como el de la Policía Nacional, precisa de un diálogo, para escuchar a la ciudadanía, la sociedad civil, estudiantes, líderes comunitarios, autoridades, policías, empresarios, comerciantes, líderes religiosos de todas las creencias, ateos y ciudadanos en general.
Esto está sucediendo con el proceso de reforma policial.
El Comisionado de la Reforma Policial y la comisión oficial designada por el presidente de la República para la elaboración de la nueva Ley Orgánica de la Policía Nacional han organizado 8 jornadas denominadas “Dialoguemos de Policía”.
Ya se han celebrado 6. También innumerables encuentros sólo con policías. No son monólogos para darle un paño con pasta y hacer aparentar el resultado como salido del consenso.
Para una profunda reforma en los ámbitos de carrera policial, organizacional y funcional, servicio de policía, integridad policial, régimen de consecuencias y normativa prestacional y para que esta sea legítima, sostenible y defendible ello sólo es posible escuchando atentamente a la población para captar sus opiniones e informaciones.
Para tener la base institucional, operativa, administrativa, financiera, educativa, de carrera y disciplinaria, reflejada en la futura nueva ley de policía y lograr la seguridad, la paz y la convivencia ciudadanas, ello no puede ser la obra hecha en un escritorio, de gabinete, ni concebida, elaborada e impuesta desde afuera ni desde lo alto.
Sólo un proceso como el que está en curso, con el oído puesto en la ciudadanía, podremos tener una base legal adecuada y una policía al servicio, “no del orden público, macana en mano, sino de seguridad ciudadana, de cercanía y respetuosa de los derechos humanos”, como afirmó ayer el general (P. N.) Máximo Báez Aybar, en un diálogo con generales.
El producto de estos diálogos, que están siendo recogidos íntegramente y sistematizados, son la base fundamental para una reforma policial verdaderamente democrática, pues es la única forma de la ciudadanía conocer su contenido, comprometerse e integrarse en su seguridad ciudadana.