El Día 
Uno quisiera darle todo a los hijos, pero verdad es que ellos pierden la perspectiva de las cosas y piden más de lo que merecen.
En esos casos, muchos padres negocian con sus muchachos para tratar de obtener algo bueno de ellos, a cambio de complacerles con lo que tanto anhelan.
Sé de un caso de un amigo mío, cuyo hijo, al cumplir la edad reglamentaria, obtuvo su licencia para conducir automóvil.
Tan pronto le entregaron su licencia, se acercó al papá para establecer con él cuáles días y cuáles noches le prestarían el carro de la familia, para él salir a pasear con sus amigos.
Hagamos un trato le dijo el viejo-: tráeme buenas notas de la universidad, deja de fumar y córtate esa melena tan larga que usas; entonces, hablaremos del carro.
Un mes después el muchacho volvió a la carga y preguntó a su papá si ya podía usar el auto.
Hijo mío fue la respuesta, es verdad que me trajiste buenas notas y que dejaste de fumar, pero todavía no te has cortado el pelo.
Mira, papá yo he estado pensando en eso, y después de todo Sansón tuvo el pelo largo, Moisés tuvo el pelo largo, Noé tuvo el pelo largo y hasta Jesús tuvo el pelo largo!
Si respondió el padre- y a todos los lugares que visitaron, fueron a pie.
