México.- Las problemáticas que envuelven a la diabetes “pueden poner en condiciones de vulnerabilidad a las mujeres que tienen o que son propensas a tener esta enfermedad”, según la investigadora en sociología de la alimentación Liliana Martínez.
La experta destacó que hay un elemento poco explorado de las consecuencias de la enfermedad ya que “en muchos países, el acceso a los sistemas de salud así como la procuración de atención de prevención para enfermedades crónicas de estilo de vida se dan de manera desigual».
“La consideración de la posición de las mujeres como sujetos vulnerables ante este tipo de situaciones no obedece a cuestiones meramente biológicas sino a ideologías que tienen un impacto directo sobre la calidad de vida”, afirmó Martinez con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra el 14 de noviembre.
Su argumento se sustenta en la desprotección y acceso a sistemas de salud en personas que no se encuentran realizando actividades económicas formales (en su mayoría mujeres) de acuerdo con una ideología en la que la salud de las mujeres se deja en un segundo orden de atención.
Martínez estima que “la prioridad se le otorga a quienes tienen una actividad remunerada».
Dado que dicha enfermedad está muy relacionada con el estilo de vida e involucra acciones cotidianas que influyen en el bienestar de físico y emocional de las personas, se denuncia que en muchas culturas el papel de la mujer es relegado a un segundo plano y ello “también tiene consecuencias sobre su salud».
“Un ejemplo de esto es cómo en algunas comunidades con situación de vulnerabilidad se reserva la mejor porción de comida al hombre de la casa”, indicó.
El rol de “servir” asumido por la mujer en algunas culturas hace que su salud también pueda verse comprometida.
Martínez propone que el tratamiento de la enfermedad no solo abarque la parte física sino “todo el aparato social que existe detrás».
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) 2016, la prevalencia de diabetes en México pasó del 9,2 % en 2012 al 9,4 % en 2016, y -de acuerdo con el Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi)- en 2015 cobró la vida de 98.521 personas. Esta enfermedad es la primera causa de muerte en México.