Un colega de antaño decía, para burlarse de los anti-balagueristas profesionales, que salir del Presidente Balaguer era lo más fácil del mundo.

Sencillamente había que convencer a su chofer de no buscarlo en la Máximo Gómez No. 25… Aparte de cierta falta de sensibilidad o “incorrección política” según la ética anglo-sajona, era verdad.

El ciego estadista no podría irse a pié ni en carro público. Ahora pasa algo parecido con los anti-leonelistas más furibundos. De repente abogan solapada o abiertamente por la repostulación del presidente Medina.

Aun desde la oposición vocean o susurran: con tal de cerrarle el paso al expresidente Fernández preferirían modificar la Constitución para que Danilo se quede. Quieren dejar a Leonel en su casa o cuando menos en Funglode.

Pero esa argucia fallará, porque ambos líderes andan en un mismo carro, su PLD, y si uno maneja pues al otro le da bola, lo que nunca hizo Balaguer.