Los dominicanos tenemos, en el 27 de febrero histórico, muchas razones para celebrar, para conmemorar el arribo a un periodo de libertades; y también de dignidad y soberanía.
Marca esta fecha una referencia histórica de los grandes sacrificios y el arrojo de hombres y mujeres que siempre estuvieron a la altura del momento y en condición de hacer todo sacrificio necesario para la consecución de un país libre y soberano.
El suceso del 27 de febrero de 1844 definió la independencia dominicana, a cargo de los trinitarios en la Puerta del Conde, pero se trató de una acción incruenta.
Hoy se cumplen 175 años de ese gran acontecimiento simbólico en nuestra historia. Hubo, ciertamente, un solo disparo. Y lo hizo Ramón Matías Mella.
Pero en ese único disparo se puso a prueba no solo el valor de los dominicanos, sino también la disposición de ofrendar el tesoro más grande que tiene un ser humano: la vida, con el propósito de mantener la libertad conquistada, como sucedería después con la memorable batalla del 19 de marzo de ese año.
En este día se levantan cientos de banderas en distintas plazas, provincias, recintos públicos, y en el frontispicio del Congreso Nacional.
En la enseña tricolor está concentrado el valor de nuestra memoria histórica, patriótica y civil. Y esa bandera nos recuerda nuestro pasado de gloria.
Si hoy vivimos en libertad se debe a esa conciencia temprana que se labró con armas rudimentarias y la sangre derramada en el campo de batalla.