Santo Domingo.– Con la llegada del mes de diciembre, el pago del doble sueldo vuelve a colocarse en el centro de las conversaciones familiares y en la agenda financiera de millones de dominicanos.
Este ingreso adicional, establecido por la legislación laboral, abre cada año un debate entre la prudencia del ahorro y la necesidad o deseo de gastar de manera inteligente.
El economista Antonio Ciriaco advierte que no existe una respuesta única, pero sí una necesaria reflexión sobre cómo administrar esos recursos.
Según plantea, ahorrar una parte importante del salario número 13 ofrece ventajas claras, especialmente en un contexto económico marcado por la inflación y la incertidumbre.
La creación de un fondo de emergencia, dice, permite enfrentar situaciones imprevistas sin recurrir a préstamos o endeudamiento.
Ciriaco destaca que el ahorro también fomenta estabilidad y disciplina financiera, dos elementos que fortalecen la seguridad del hogar y generan mayor tranquilidad personal.
No obstante, el economista reconoce que “gastar bien” también es una decisión válida y responsable. El doble sueldo llega en una temporada de celebraciones y, a la vez, de necesidades acumuladas durante el año.
Utilizarlo para saldar deudas, invertir en educación, mejorar el hogar o compartir experiencias significativas en familia puede ser una forma efectiva de agregar valor a la vida cotidiana.
El punto central, según Ciriaco, no radica en elegir entre ahorrar o gastar, sino en tomar decisiones conscientes y planificadas, evitando caer en el consumo impulsivo. Por ello propone una estrategia equilibrada: distribuir el doble sueldo en tres partes, destinando una al ahorro, otra al cumplimiento de compromisos y una tercera al disfrute responsable.
“Se trata de combinar previsión con satisfacción, evitando tanto la rigidez extrema como el derroche”, sostiene.
Finalmente, Ciriaco recuerda que el doble sueldo representa cada año una oportunidad para fortalecer la planificación financiera y evaluar prioridades.
Ahorrar puede ser prudente; gastar bien, necesario; pero lo esencial es que cada decisión responda a un proyecto de vida coherente.
“El dinero es un medio para alcanzar bienestar y seguridad, no un fin en sí mismo”, concluye.
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