Detengamos la promoción del odio

Detengamos la promoción del odio

Detengamos la promoción del odio

Los problemas reales que confronta la sociedad dominicana requieren de acciones meditadas, constantes y enfocadas en el mediano y largo plazo.

Confundir las raíces y la naturaleza de los desafíos que debemos resolver para lograr una sociedad más cohesionada, que ofrezca garantía a todos los dominicanos y dominicanas de que tendrán oportunidades para, con el esfuerzo necesario, alcanzar sus metas de realización personal, con seguridad y en un clima de convivencia, no sólo constituye una dilapidación de energías sino que puede agravar las dificultades y generar nuevos problemas.

Por ejemplo, en estos días se ha incrementado la tensión alrededor del tema de la inmigración haitiana: amenazas e insultos a reconocidos periodistas cuya labor, a lo largo de muchos años, ha sido de gran contribución a la democracia; altercados y otros hechos violentos, se van sucediendo, con el riesgo de una escalada de acciones erráticas y dañinas que generen situaciones de imprevisibles pero graves consecuencias.

Quienes fomentan el odio y la tirantez deben reflexionar: esta conducta sólo provoca incapacidad de confrontar con serenidad la complicada red de hechos que nos han traído a esta situación alrededor del tema migratorio; y esto no va a ayudarnos a resolver el problema y sus actuales consecuencias.

El gobierno del presidente Danilo Medina, defendiendo en todos los escenarios nuestro ejercicio de Estado soberano, ha tomado medidas necesarias para que nuestro ordenamiento constitucional y legal sea cumplido, pero garantizando los derechos humanos de las personas que pudieran ser afectadas por omisiones y errores.

Atizar el odio, promover el insulto, injuriar a quienes piensen de modo distinto, no es una forma de construir soberanía, sino todo lo contrario.

Generar situaciones violentas que nos acarrearían consecuencias negativas como país, no sirve a intereses que se reclaman patrióticos sino que nos debilita como Estado.

 



Henry Molina

Henry Molina, Santo Domingo, República Dominicana, 24 de agosto de 1967, es licenciado en derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y Máster en Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fue Director de la Escuela Nacional de la Judicatura, institución adscrita a la Suprema Corte de Justicia. Este cargo lo ocupó desde el 1998, que obtuvo por concurso de oposición y antecedentes, hasta el 2010. Es integrante del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Actualmente se desempeña como Viceministro de la Presidencia (Ministerio de la Presidencia).

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