La aprobación del Plan Parcial del Ensanche La Fe en Santo Domingo ha generado opiniones encontradas sobre su impacto y viabilidad.
Con esta nueva normativa, el Ayuntamiento del Distrito Nacional busca reorganizar y descentralizar el crecimiento de la ciudad hacia zonas periféricas, mejorando la calidad de vida de los residentes y promoviendo un desarrollo urbano más estructurado y planificado.
No obstante, los cambios propuestos también generan inquietudes sobre sus efectos en la dinámica económica y social de los barrios involucrados.
Un ensanche es un término que se refiere a una zona de expansión urbana planificada para organizar el crecimiento de una ciudad de manera ordenada.
Los ensanches surgieron en muchas urbes europeas y latinoamericanas a finales del siglo XIX y principios del XX como respuesta a la necesidad de expansión de ciudades congestionadas. Estos desarrollos buscaban descongestionar los centros históricos y proporcionar una distribución más homogénea de la población.
Ejemplos notables son el Eixample de Barcelona, diseñado por Ildefons Cerdà, y el ensanche de Bilbao en España, que se establecieron con principios de urbanismo moderno como la ventilación y el acceso a luz natural. De manera similar, en América Latina se encuentran ensanches en ciudades como Buenos Aires, donde se buscaba ampliar el área urbana con criterios de orden y calidad de vida.
En el caso del ensanche La Fe, ubicado en el Distrito Nacional, el plan de desarrollo aprobado abarca un área de 6.01 kilómetros cuadrados y se presenta como un nuevo punto de crecimiento urbano.
La iniciativa busca descentralizar el polígono central de la capital hacia el norte, promoviendo la creación de 40,000 nuevas viviendas en las próximas dos décadas y el uso mixto del suelo, donde los comercios se instalen en la planta baja de los edificios y las residencias en los pisos superiores.
Este modelo tiene el propósito de atraer nuevas inversiones, diversificar la oferta comercial y optimizar el espacio disponible para responder a las necesidades de la población.
La normativa establece la clasificación del suelo en varias categorías: comercial metropolitano, comercial ciudad, comercio local y comercio vecinal, con restricciones específicas para ciertas actividades económicas como la instalación de bares, discotecas y tiendas de hookah, que hasta ahora han sido parte de la oferta comercial en algunas zonas del ensanche La Fe.
Según el exregidor Mario Esteban Sosa, la ordenanza no sólo regula la altura y densidad de las edificaciones, sino que también prioriza el soterramiento del cableado eléctrico, la ampliación de aceras (hasta 10 metros en algunas áreas) y la creación de parques urbanos por cada manzana.
Estos cambios, de implementarse de forma adecuada, podrían hacer del ensanche La Fe un referente de desarrollo urbano sostenible.
Por otro lado, la transformación de la zona presenta riesgos potenciales. La gentrificación es uno de los aspectos más preocupantes, ya que las restricciones en el uso del suelo y el incentivo a la construcción vertical pueden elevar el costo de vida y desplazar a las poblaciones más vulnerables, quienes podrían no poder costear las nuevas viviendas.
Además, al prohibir la instalación de negocios tradicionales, como talleres mecánicos y almacenes, se corre el riesgo de desarticular el tejido económico actual de la zona, afectando a pequeños comerciantes y trabajadores informales que dependen de estas actividades para subsistir
Es importante considerar el precedente que estos planes tienen en otras ciudades del mundo. Por ejemplo, el ensanche de Barcelona enfrentó problemas en sus inicios, pues si bien proporcionó un diseño más saludable y ordenado para la ciudad, también resultó en la exclusión de algunos habitantes de menores ingresos.
En Nueva York, los proyectos de rezonificación han sido criticados por aumentar la desigualdad en ciertos barrios. La experiencia internacional sugiere que, para evitar efectos negativos, es crucial implementar políticas de inclusión, como la construcción de viviendas asequibles y la protección de los comerciantes locales.
El ensanche La Fe representa un experimento urbano ambicioso en el Distrito Nacional, pero su éxito dependerá de la capacidad de las autoridades para gestionar el crecimiento de manera inclusiva y equitativa.
*Por Víctor Féliz Solano