El temor de los dominicanos al surgimiento de cualquier forma de dictadura se está utilizando como herramienta de campaña en contra de uno de los actores políticos más preponderantes.

Mientras se usa ese temor como discurso de campaña, el aparato político en su conjunto está instaurando la dictadura de los políticos.

Oficialistas y opositores están unidos en el propósito de amedrentar a cualquier ciudadano que pueda atentar contra el régimen de impunidad al que se han acostumbrado.

El Congreso Nacional ha creado al menos cinco leyes que castigan con cárcel lo que el poder político pueda interpretar como “afrenta”.

Hay más leyes para garantizar el silencio o crear temor para evitar criticar al poder político, con sanciones de prisión, que las que hay para castigar el genocidio, la corrupción, el narcotráfico, el secuestro y otras crímenes atroces.

El colmo lo constituyen las leyes de Partidos y del Régimen Electoral, que castigan con prisión los “comentarios negativos” contra precandidatos o candidatos.

Pareciera que hay más interés en castigar a quien señale los desmanes de un político que a quien los comete. Tiene más riesgo de caer preso el que señale a un político corrupto que el corrupto mismo.

Esas leyes absurdas están vigentes.

A la espera de que cualquier político pueda usarlas contra cualquier ciudadano.

Son verdaderos atentados a la libertad de expresión.

Desde el Congreso se está creando el armazón jurídico para la instauración de una dictadura de los políticos.