El temor se ha apoderado de la ciudadanía ante el desbordamiento de hechos delictivos. No pasa un día sin que la población sea sorprendida con el reporte de un asalto o un robo, además de algún asesinato que provoca espanto.
Ayer se produjo el homicidio del primer teniente de la Armada Matías Santos Martínez, que trabajaba como mensajero de una empresa, debajo del puente de la avenida Núñez de Cáceres. Pero hay otros casos, como el de la joven Yanelis Arias, quien murió el pasado viernes tras ser atacada con ácido del diablo.
Reacciones oficiales
El ministro de Interior, Jesús Vásquez Martínez, ha intentado minimizar estos hechos que consternan a la población, lo que fue secundado ayer por el director de la Policía, mayor general Edward Sánchez González, con un reporte de que el raterismo ha bajado un 24 por ciento durante 2021.
El auge de la delincuencia, a sabiendas de las propias autoridades, ha devenido desde que el Gobierno dispuso la reapertura de las actividades, fenómeno que también se registra en otros países.
Es decir, que parece que el Gobierno no tuvo la previsión de que este fenómeno de la delincuencia se desataría con una fuerza que ya comienza a preocupar a la población, hasta el grado de atribuir incapacidad a los responsables de garantizar la seguridad ciudadanía. La delincuencia se agrega a otros malestares sociales.