La propuesta del presidente Luis Abinader de recortarle dinero a los partidos, que en este momento parecen un elemento superfluo de la vida pública, ha ido generando reacciones de fondo.
Y está bien que se activen, porque en poco tiempo pueden ser de una significativa utilidad, tanto para el pueblo llano como para el gobierno.
¿Habrá el presidente disparado desde la cintura, como los pistoleros del Viejo Oeste estadounidense?