La pólvora, ese invento o descubrimiento que hicieron los chinos hace miles de años, ha servido para no pocas causas en bien de la humanidad, así como para provocar destrucción y muerte en otras tantas ocasiones.
También ha servido para alimentar el refranero popular, como cuando decimos: Fulano descubrió la pólvora, refiriéndonos a alguien que ha expresado algo que todo el mundo sabía, de tan viejo que era.
Otros refranes de significado equivalente son: Descubrió el helado en palito, Eso es más viejo que el azul de bolita, Descubrió el agua tibia y otros por el estilo.
Traigo esto a colación indignado al ver cómo muchas personas, incluyendo a funcionarios, políticos, empresarios, periodistas y hasta gente del sector clerical, se la pasan descubriendo la pólvora con declaraciones sobre temas sabidos y recontrasabidos, pero sin dar en la práctica ningún paso concreto para alcanzar resultados reales. Por ejemplo:
La educación es una prioridad nacional; Hay que acabar con la corrupción; El tránsito vehicular es un desastre; El gobierno tiene que ser honesto, y similares verdades de Perogrullo que no pasan de ser precisamente eso.
Sé que yo también descubriré la pólvora por lo que voy a decir, pero la verdad es que este país tiene que enderezarse, porque son muchas las deficiencias que padecemos y no mostramos el menor síntoma de que las vamos a remediar.
¡Y pensar que es tan fácil encontrar la solución a todos nuestros males! Solo hay que cumplir y hacer cumplir las leyes que nosotros mismos nos damos. Sencillamente, en esas catorce palabras está la clave.