Panamá — A pesar de que la Cumbre de las Américas pretende comprometer a los presidentes a tomar medidas para mejorar la equidad en la región, la tarea asoma difícil al menos a corto plazo porque las economías latinoamericanas están pasando un trago amargo debido al desplome de los precios del petróleo y de exportación de materias primas.
Si bien los 35 líderes del continente llegan a la mesa de las deliberaciones con un documento ya casi consensuado sobre la necesidad de imprimir mayores esfuerzos en hacer llegar la bonanza a sectores rezagados, las interrogantes que afloran son cómo se puede financiar el gasto social ante un escenario internacional menos halagüeño y si, realmente, los gobernantes implementarán esas políticas, después de una larga historia de desigualdades que aún golpea a muchos en la región.
“Las proyecciones económicas no son tan alentadoras como en el pasado, cuando el gran crecimiento permitió bajar los niveles de pobreza e, incluso, de desigualdades en mucho países”, dijo a The Associated Press Michael Shifter del Diálogo Interamericano, un centro de análisis de políticas e intercambio de opiniones sobre las Américas, con sede en Washington.
“El contexto ha cambiado drásticamente y las épocas de fuerte expansión parecen haber acabado”.
El desplome reciente de casi 50% en los precios del petróleo tiene, particularmente, poderosas repercusiones en la economía y el gasto social en Venezuela, donde el crudo representa más del 90% de los ingresos por concepto de exportaciones.
Cálculos oficiales indican que en 2014 el gobierno del presidente Nicolás Maduro dejó de percibir más de 6.000 millones de dólares en ingresos. Aunque en un grado menor, el fenómeno también afecta a Ecuador, Colombia y Bolivia, aunque no así a países no productores como los centroamericanos y caribeños, según los expertos.
Las otras naciones de Sudamérica, cuyas economías dependen de las exportaciones de materias primas agrícolas y metales, también resienten la desaceleración de la economía mundial, particularmente de China, a donde se exporta la mayoría de los bienes básicos de la región.
Todo eso se reflejó en 2014, en que América Latina y el Caribe sólo crecieron a una tasa de 1,1%, en lo que se consideró la expansión más baja desde 2009, según los reportes preliminares divulgados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en diciembre.
La región terminó así mismo con una tendencia inflacionaria al alza superior al 9,0%, en comparación con 7,0% en 2013. Con este panorama inflacionario, que golpea mayormente a Venezuela y Argentina, la región estará muy pendiente de la evolución del precio de las materias primas, en particular del petróleo, en 2015, según los analistas.
Los pronósticos de organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo apuntan a que el crecimiento este año 2015 será ligeramente superior o de un dígito, 2,2%, respecto al año anterior.
“El gran reto de la región en este momento es regresar a las tasas de crecimiento económico del pasado reciente, que contribuyeron en gran medida a las conquistas sociales mencionadas”, dijo en un correo electrónico Jorge Familiar, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
“Por ahora sabemos que no hay una solución que se ajuste a todos. Sabemos, eso sí, que algunos factores pueden influir en un mejor crecimiento, como lo son una mayor innovación, una mejor educación e infraestructura. Todas claves para mayor productividad”.
América Latina y el Caribe evidenciaron grandes progresos en materia social entre 2003 y 2012, al bajar en ese período la pobreza extrema a casi a la mitad, además de un crecimiento de su clase media en casi 50 %, según Familiar.