El coordinador de Participación Ciudadana, Javier Cabreja, insiste en proclamar que la unificación de las elecciones presidenciales con las congresuales y municipales equivale a un retroceso institucional y se inclina por el método de elecciones separadas, como era antes de la reforma constitucional.
Yo pienso igual que él, aunque estoy consciente de que insistir en este tema es solamente ejercer el derecho al pataleo, reconocido en el código no escrito de la experiencia.
Hay muchos otros ámbitos en los cuales el derecho al pataleo se emplea abiertamente, como si estuviera consagrado en la propia Constitución. Ejerciéndolo, los ciudadanos se desahogan echando sapos y culebras por boca y nariz, pero sin pasar de ahí para no complicar las cosas.
Alguien debería redactar un anteproyecto de Ley del Pataleo y someterlo a la consideración del Congreso Nacional, para regular el ejercicio de tan importante derecho humano. El Gobierno sería el primer beneficiario de una legislación semejante, pues muchos humores negativos se canalizarían por esa vía de mucho ruido y pocas nueces. He ahí una contribución desinteresada a la paz social.