Denuncia y reclamo a la Unión Médica

Denuncia y reclamo a la Unión Médica

Denuncia y reclamo a la Unión Médica

*Por Lidia Amarante Lora

Toda empresa dedicada al cuidado de la salud deberá siempre prevenir y limitar las posibilidades de riesgos en sus instalaciones.

Para nadie es un secreto que visitar una clínica en Santiago, para consultar a un médico, se convierte en una tortura para ese ser humano que, en ayunas, previendo someterse a los análisis que se le indiquen y evitar otro viaje, se levanta preocupado por su salud…Ahí comienza su tortura, pues por más temprano que llegue, cuando se acerca a la secretaria, creyendo lograr uno de los primeros turnos, ésta señala que ya hay seis (6) pacientes desde ayer…Añadiendo que el médico llega de 10:30 a 11:00 a.m.

Luego entregas la tarjeta del seguro médico y la cédula, viene una tensa espera para que autoricen el servicio y se pueda firmar el volante de pago del seguro; de lo contrario, ver con que cuenta en los bolsillos.

Esperar turno es parte de la tortura, pues en ocasiones resulta confuso saber cuándo vas al consultorio, porque con el entra y sale, entre los que estaban y los que llegan, se te pierde el ritmo del conteo y cuando preguntas creyendo que te toca entrar, ella dice que apenas van por el tercer paciente.

Entonces, tú, hastiado y hambriento, vuelves a confirmar cuál es el número y sales a tomar un café.

Otro factor de esta tortura es el largo tiempo de espera sentada sobre un asiento duro que no ofrece comodidad, ya que son adquiridos sin tomar en cuenta ningún tipo de normas de las que se requieren para los asientos de esos espacios orientados a ofrecer salud. Son asientos que generalmente tienen su tiempo de vida vencido y no los cambian; los reparan o envían a soldar varias veces, poniendo en mayor riesgo la salud y hasta la vida del paciente, quien podría sufrir un peligroso accidente.

En diciembre 2020 visité nuestra prestigiosa clínica Unión Médica del Cibao, con el propósito de  consultar, entregando unos resultados de análisis indicados por mi eficiente neumóloga. Con el debido cuidado del momento elegí una silla con letrero que decía “asiento seguro” y al hacerlo…Oh, sorpresa!

No bien puse ahí mis fondillos cuando, al estilo “Condorito”, caí de golpe patas arriba, estrellando mi cabeza y toda la espalda contra el duro cemento. Yo, cardíaca, con tres cateterismos y tres “sten”, operada de la columna vertebral, con problemas pulmonares y 72 años, en el suelo.

No me pude reír; hubo que recogerme con dos grandes cucharas metálicas y mi eficiente neumóloga rápidamente someterme a una exhaustiva revisión e internarme por 24 horas para ser observada por unos capaces y atentos médicos, los cuales establecieron que, gracias a Dios, no había fracturas.

Otro factor que contribuyó a la tortura es que, entendiendo que aquello fue un accidente, debido a la existencia de un asiento de dicha clínica en pésimas condiciones, por las muchas veces que ha sido reparado y que, como muchos otros, hace tiempo debió haber sido sustituido, me atreví a pensar que se me exoneraría del pago y que se conformarían con el aporte del seguro que me cubre un 80 %… SOÑÉ…

No fue así. Después de una larga espera, estando ya de alta, se me ordenó pasar por la oficina del seguro médico, donde se me requirió el pago inmediato de casi RD$10,000.00 y no hubo más que pagarlos.

Estando aún adolorida, no cuestioné a las autoridades de la clínica, además del difícil acceso a las mismas, ya que entendí el cobro como algo injusto que no debió hacerse conmigo ni con nadie que le ocurra algo similar. Así que por este medio estoy reclamando formalmente la reconsideración de la medida a las autoridades de la clínica y el reembolso de la suma pagada.

El negocio privado de la salud en nuestro país no tiene supervisión adecuada de los equipos con que se ofrecen los servicios y la población no cuenta con una entidad efectiva que esté a cargo de resolver los reclamos, las denuncias y negligencias que ocurren en esos espacios, por lo que solo queda al paciente la salida de recurrir a una larga demanda ante el poder judicial, cosa que termina siendo algo similar al pleito del huevo y la piedra.

Hechos como éste podrían causar daños irreversibles en la salud de un paciente, por lo que exhorto a la Unión Médica, así como a toda empresa orientada a la salud, a ofrecer equipos calificados y que sean sometidos a revisión constante, en especial asientos de sus salas de espera, procurando que sean realmente cómodos y seguros para los pacientes.

Por favor, reembólsenme mi dinero y eviten esta dolorosa tortura a un ser humano en estas condiciones de salud, que les prefiere y que es su cliente. 



El Día

Periódico independiente.