El inicio de semana nos llega con una impresionante cartelera de delitos. Tenemos más feminicidios, más muertes por asaltos, nuevas denuncias por violencia de género y un tráfico de dólares por un aeropuerto del país.

Resulta inimaginable que la Dirección General de Aduanas incautara en el Aeropuerto Internacional del Cibao la suma de 414 mil 935 dólares. Del insólito hecho solo se conoce el nombre de la persona que introdujo el dinero. La sorpresa es que no haya detalles específicos sobre el o los dueños de tan impresionante fortuna.

En otro escenario entendemos que se pudo evitar la muerte del director del Departamento de Transportación del Ayuntamiento de Santo Domingo Oeste (SDO). No resultó así, desafortunadamente, y hubo un desenlace fatal a falta de una vigilancia en el área. El ejecutivo edilicio murió en el intento, cuando enfrentó por sus propios medios a desconocidos que intentaban asaltar a un motorista en Villa Aura.

No se trata de nada nuevo en el país. Todo lo que ocurre es parte de una coalición de delitos que ya son recurrentes; y que están ligados a la acelerada descomposición social. A lo que se suma el asalto a gran escala a un establecimiento de la banca y envío de valores en Santiago. Una alta preocupación ya tenemos. No basta el llamado a la reflexión. El refuerzo efectivo en los planes para detener esta escalada delictiva es lo que nos está haciendo mucha falta, hace tiempo.