La cultura de impunidad que surgió durante la guerra civil de Sri Lanka prosiguió durante su participación en las misiones de mantenimiento de paz.
COLOMBO, Sri Lanka. – Naciones Unidas movilizó a miles de cascos azules de Sri Lanka a pesar de las preocupaciones sobre el historial de derechos humanos del país, reveló el viernes una investigación de The Associated Press.
Sri Lanka se niega a permitir investigaciones independientes sobre las supuestas atrocidades cometidas durante su guerra civil.
Solo recientemente dijo que había investigado a menos de dos decenas de los 134 soldados de la misión de paz implicados en una organización delictiva que abusó sexualmente de menores de edad en Haití en 2007.
La AP halló que ninguno de ellos fue procesado, a pesar de las pruebas testimoniales de nueve víctimas menores de edad. Cuando una adolescente haitiana dijo que había sido sodomizada y violada por un casco azul de Sri Lanka en 2013, el país envió a Haití a un general acusado de crímenes de guerra para investigar lo ocurrido. Nunca habló con la víctima y absolvió al soldado, que permaneció en las filas del ejército de Sri Lanka.
«Un presunto criminal de guerra es la persona equivocada para realizar una investigación sobre presuntos crímenes cometidos por un miembro de las fuerzas de paz», dijo Andreas Schuller, del Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos, un grupo con sede en Berlín que ayudó a presentar la queja. No fue la primera vez que las acusaciones contra las fuerzas de paz de Sri Lanka fueron hechas a un lado.
En 2007, un grupo de niños haitianos huérfanos identificó a 134 ceilandeses que les dieron comida a cambio de sexo como parte de una red de pederastas que duró tres años, según una investigación de The Associated Press.
En ese caso, que fue corroborado por los investigadores de la ONU, los militares de Sri Lanka repatriaron a 114 de sus elementos de las fuerzas de paz, pero ninguno fue encarcelado jamás. De hecho, Sri Lanka nunca ha enjuiciado a un solo soldado por abusos sexuales mientras participaron en una misión de paz en el extranjero.
La cultura de impunidad que surgió durante la guerra civil de Sri Lanka prosiguió durante su participación en las misiones de mantenimiento de paz.
El gobierno se ha negado sistemáticamente a realizar investigaciones independientes sobre su añejo conflicto interno, marcado por informes generalizados de campamentos de violación, tortura, asesinatos en masa y otros supuestos crímenes de guerra por parte de sus soldados.
A pesar de esas alegaciones no resueltas, la ONU ha desplegado a miles de soldados de paz de Sri Lanka. Este es un patrón que se repite en todo el mundo: por falta de soldados, la ONU obtiene reclutas de muchos países con malos antecedentes de derechos humanos para su programa de mantenimiento de paz, que este año tuvo un presupuesto de casi 8.000 millones de dólares.
Los funcionarios de la ONU informaron que hay momentos en los que la necesidad de cascos azules es tan apremiante que se ven obligados a confiar en países en los que en otras circunstancias no lo harían.