Del “yo te llevo” al control emocional: las señales que muchos confunden con amor

En muchas relaciones, el control no aparece de forma explícita ni violenta desde el inicio. Por el contrario, suele disfrazarse de gestos considerados románticos, atentos o protectores.

“Yo te llevo”, “yo te busco”, “para que no te pase nada” pueden sonar a cuidado genuino, pero con el tiempo pueden convertirse en una forma silenciosa de control emocional.

Según explica el terapeuta familiar y de pareja, Julio Sánchez Medina, el problema no está en el comportamiento en sí, sino en la intención que lo sostiene.

El especialista sostiene que un gesto es sano cuando no limita la autonomía del otro. Pero cuando la persona ya no puede moverse, decidir o desplazarse sin la aprobación o disponibilidad de su pareja, se empieza a construir una dependencia que reduce su libertad.

Sánchez Medina, quien fue entrevistado en La Nota 95.7 FM, indica que este tipo de control suele avanzar de forma progresiva. Primero se percibe como conveniencia o caballerosidad; luego, como necesidad; más adelante, como obligación. El punto de alerta aparece cuando, ante la falta de disponibilidad del otro, surge molestia, reproche o culpa. Ahí el gesto deja de ser cuidado y pasa a ser una forma de dominio.

“El control no es una conducta aislada, es una intención”, señala Medina.

“Hay muchos comportamientos que socialmente se ven bonitos, incluso románticos, pero cuando detrás hay una necesidad de limitar al otro, ya no estamos hablando de amor”.

El especialista advierte que una señal clara para diferenciar cuidado de control es la reacción de la pareja cuando no puede ejercer ese “favor”.

“Si la persona se molesta, reclama o hace sentir culpable al otro por no depender de ella, ahí hay un problema. El amor no debería reducir tu capacidad de moverte libremente en el mundo”, reitera.

El psicólogo Julio Sáchez enfatiza en que reconocer estas señales tempranas es clave para evitar relaciones donde el amor se confunde con posesión.