Viendo uno de los “spots” publicitarios de José Francisco Peña Gómez y el Partido Revolucionario Dominicano de la campaña de 1996 hay que concluir que la forma de hacer política en el país ha involucionado.
El concepto general de esa campaña fue “Primero la gente”, una adaptación criolla de la línea propagandística que utilizó Bill Clinton en 1992 para llegar a la presidencia de Estados Unidos en enero de 1993.
Esa campaña de Peña Gómez vendía esperanza, confianza en el país y su gente. Sin embargo, el fogoso líder perredeísta no logró ganar esas elecciones porque las ansias de cambio generacional y quien logró transmitir esperanza fue su contendor, el entonces novicio Leonel Fernández Reina.
Esa, hay que decirlo, fue de las pocas campañas propositivas por parte de los principales contendientes, aunque desde fuera del ring Joaquín Balaguer (quien no era candidato por impedimento constitucional) le impregnó un sentido inverso para la segunda vuelta, al traer otra vez el miedo y la contra como elementos de campaña.
Fue Balaguer quien en ese segundo tramo sacó debajo del sombrero la consigna “El camino malo está cerrado” y en contraposición se signaba a Leonel como “El camino bueno”.
Hoy se añora ese tipo de campañas, pues el principal instrumento para el compromiso electoral es el clientelismo.