“Déjalo, Felucho, que se queden en el zafacón de la historia”

“Déjalo, Felucho, que se queden en el zafacón de la historia”

“Déjalo, Felucho, que se queden en el zafacón de la historia”

*Por Roberto Valenzuela

Ese título fue sacado de una frase que le dijo el profesor Juan Bosch a unos de sus hombres de confianza, Felucho (Félix Jiménez), cuando iba a escribir un libro con  algunos conceptos que, en cierto modo, exculpaban a los firmantes del golpe de Estado.

Jiménez ofreció una charla en la sede de la Casa Nacional del PLD (Partido de la Liberación Dominicana) con motivo del 109 aniversario del nacimiento de Bosch.

Contó que don Juan como Presidente dio una muestra de civismo incomprendido para los jefes militares. Citó la vez que  le entregaron un informe diciéndole que el “comunista (agitador) de Manolo” (Manuel Aurelio Taváres Justo) iba a realizar una charla en la sala capitular de Dajabón. Después de mucha insistencia para que reprimiera y evitase el encuentro del principal dirigente del 14 de Junio, Bosch le respondió: “las ideas se combaten con ideas”.

Por detalles como esos es que Felucho explica que se encontró en una finca de San Cristóbal  con un general de los golpistas, Salvador Montás Guerrero, y que al pedirle el motivo de por qué apoyó el golpe, respondió que cómo iban a entender ese hombre con ideas tan avanzadas, si nacieron y se desarrollaron en el oscurantismo  de una dictadura.

Jiménez se planteaba incluir detalles como ese en su libro titulado: “¿Cómo Fue el Gobierno de Juan Bosch?”.  Al consultar a Bosch, este se opuso diciéndole: “Déjalo, Felucho, que se queden condenados en el zafacón de la historia”.  El libro es una excelente radiografía de ese gobierno, juramentado el 27 de febrero de 1962 y depuesto por un golpe de Estado siete meses después.

Al ser la charla basada en el pensamiento de Bosch y su honradez, Felucho decía frases como la siguiente: “es mejor vivir dignamente en la pobreza y no como un sinvergüenza en la opulencia”.

Criticó que hay funcionarios del gobierno que llaman a una licitación pública sobre la contratación de obras o servicios, pero lo considera como una burla porque “todo  está amarrado porque el que hizo la Ley, hizo la trampa: porque tenemos tramposos entre nosotros”.  Jiménez afirma que “negar eso (que hay corrupción en el Gobierno), es negar a Bosch”.

Negó que Bosch haya pronunciado la frase que se le atribuye a su llegada al poder: “borrón y cuenta nueva”; y desafía a que le muestren un libro, artículo, fílmica, discurso en que diga eso. Narró que a su llegada al país, luego de su prolongado exilio, lo que dijo fue que los dominicanos no podían vivir como la “hiena, dándole la vuelta al odio”; sino que debía haber reconciliación entre todos los sectores, incluyendo los trujillistas, a fin de echar el país hacia delante.

Su discurso progresista-conciliador contravenía con “los cívicos” (Unión Cívica Nacional), liderado por Viriato Fiallo, que hostigaban los trujillistas y querían que fuesen encarcelados o expulsados del país.

Negó que Bosch fuese anti-reeleccionista, sino que era “anti-continuista”, enemigo del que se cree un líder mesiánico, es decir, que nadie lo puede sustituir.

Desde el poder, según Jiménez, don Juan dio muestra de humildad, nunca se endiosó: no usaba la banda presidencial, no andaba en “carros pescuezos largos”, es decir, lujosos. Una vez hubo una escasez de arroz y él fue solo acompañado de un coronel de su seguridad al mercado de la avenida Mella a hablar con los “marchantes” sobre la escasez de los productos y sus precios.    Al pedírsele un detalle especial de Bosch, Felucho  siempre repite lo mismo: su impecable coherencia de pensar, hablar y hacer lo mismo sin variación.



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