El algoritmo de las redes sociales me está invadiendo con información sobre vida sana. La cantidad de datos que llegan me tiene abrumada y me voy sintiendo incapaz de cumplir con todo lo que se supone que va a lograr que mi salud sea mejor y cumpla años en la mejor forma posible.
Soy consciente de que la gran mayoría de esos consejos son válidos y que debo llevar a cabo una serie de cambios en mis hábitos de vida para lograrlo.
Ahora, solo de pensarlo me da verdadero estrés. Me pongo a pensar que es muy difícil cambiar un mal hábito.
Aún sabiendo que debo hacerlo, siempre busco una excusa que lo justifique y creo que habrá tiempo de soltarlo. Por el contrario, adquirir esos buenos hábitos quizás no cuesta, pero mantenerlos sí.
Entiendo que la clave está en que, si vemos cambios rápidos, nos damos cuenta de que eran muy necesarios, pero si es a más largo plazo, tendemos a tirar la toalla.
Y yo aquí, en vez de tomar la acción, ando dándole vueltas en mi cabeza y alargando el proceso. Alguien muy sabio me dice que vaya paso a paso, que no quiera hacerlo todo a la vez, sino que incorpore poco a poco aquello que va a ser positivo para mi salud hoy y sobre todo a largo plazo. Pero ahí de nuevo me da estrés porque no sé qué priorizar y elegir.
Quizá haya personas que sonrían al leer esto y no lo entiendan. Admiro a las que tienen voluntad para lograrlo. Pero también estarán las que se identifican perfectamente conmigo y están viviendo la misma tesitura que yo. Que conste que quiero estar sana, cuidarme y envejecer de la mejor manera posible. Y, ya que para lograrlo debo tomar acción, pues nada, dejaré de darle vueltas… o eso espero.
